Finalmente murió el escolta de Óscar Aparicio que fue baleado hace unos días. Se trata de Manuel Decanini Marmolejo. Es una víctima de las múltiples agresiones que han sufrido agentes de las fuerzas estatales y que hasta ahora están en la impunidad y, particularmente, en la opacidad. 

La sociedad no sabe el porqué de estas agresiones que se dan en cercanía a los efectivos al servicio directo de los mandos gubernamentales, lo que permite conjeturar desde la colusión de los mismos con la delincuencia hasta los recurrentes ajustes de cuentas presumibles. 

Hay voces que me han pedido la discreción de sus nombres, expresando su gran inconformidad que tienen en contra de Óscar Aparicio, porque opinan que mientras él obtiene beneficios que trasgreden la ley, las víctimas están abajo, y así no hay policía que valga, que sirva, quiero decir. A un lado de esto, podemos hablar de que siempre las policías reciben el salario del miedo y de la muerte.