Aunque invadir terrenos dejó de ser alternativa en la lucha por una casa digna, dado que hay muchas formas de hacerse de un terreno para edificarla, se ha levantado gran alharaca por parte del Consejo Coordinador Empresarial del Estado de Chihuahua y toda la corte de organizaciones que ahí se agrupan. 

En el fondo se trata de acallar a los pobres que fueron maltratados por el municipio de María Eugenia Campos Galván, contra los que hubo exceso de fuerza y abuso, no la generación de alternativas conciliatorias para satisfacer un derecho reconocido por la ley suprema. Para algunos esos hechos sonarán a efímera anécdota; seguro estoy que los dolientes no lo olvidarán. 

Pero lo que no tiene razón válida de ser son los desplegados a plana completa y escandalosos de los empresarios que gritan una defensa a ultranza de la propiedad privada que ven invadida con tal modesta acción que se reprimió. Mire usted: se pronuncian estentóreamente para que se garantice el estado de derecho y defienden la libre empresa para impulsar el desarrollo, el empleo y el bienestar. A partir de ahí surgen los cantos para halagar la acción de la autoridad municipal y sus cuerpos de seguridad. 

Además, lanzan su programa de establecimiento de la libre empresa y la generación de empleo como prioridades. Dicen, enfáticos, que se deben garantizar las condiciones para la reproducción de eso y… aquí es donde sale el peine: el apoyo incondicional al “ramo inmobiliario y de la construcción” que se sintió en grave riesgo por el simple piquete de un mosquito.

Todo indica que les molestó el deterioro de la imagen de la ultraderechista precandidata María Eugenia Campos Galván, o bien le están fijando una línea para que en el remoto caso de que llegue a la silla que desocupa Corral, ya sepa cómo actuar. Quién lo sabe. 

No está de más preguntarle a las dos o tres familias de canallas que se han enriquecido a pasto si están satisfechos con el urbanismo que ha maltratado a Chihuahua, por más que digan que es “muy bonito” y que las grandes obras de infraestructura del municipio y del estado sólo les ha servido para incrementar exponencialmente sus riquezas. Pero eso nada tiene que ver con el estado de derecho y sí, en cambio, que unos pocos se agencien unos cuantos de metros cuadrados para tener un lugar a donde llegar y en el cual vivir.