No obstante que Yeidckol Polevnsky perdió el Congreso del que resultó electo el zacatecano Alfonso Ramírez Cuéllar, continúan los vientos del conflicto, ahora bajo la estructura de una dualidad de direcciones, dos presidencias y los alegatos de la legitimidad a favor de una y otra. Ya la Polevnsky le advirtió a su homólogo que se vale soñar y que, a lo sumo, se tomará un cafecito con él, pero en su calidad de militante. 

Más claro, ni el agua de manantial. 

En realidad MORENA, para alcanzar credibilidad y sustento como partido, requiere de salir de este hoyo. Alfonso Ramírez Cuéllar tiene experiencia y puede contribuir a solventar la crisis. Cuando aspiró a dirigir al PRD en la república (otros tiempos más no otras costumbres partidarias) decía que echaría mano de las “tres E”: ética, épica y estética. Principios ineludibles, verse bien o al menos agradable y heroicidad para la batalla. Veremos si las aplica, o si lo dejan que las aplique, porque el partido es del presidente.