Dos hombres de mérito en la vida pública del México del Siglo XX pasarán a formar parte de un espacio reservado para varones y mujeres ilustres. Se trata de Valentín Campa Salazar y Arnoldo Martínez Verdugo, ambos comunistas, representantes de un credo que tuvo su Meca en Moscú. Pero más allá de ese hecho, destacados luchadores comprometidos con su pueblo y la solidaridad con otros aún en contravención con Moscú, cual fue la condena de la intervención soviética en Checoslovaquia para aniquilar la Primavera de Praga.
Se está rindiendo un homenaje con fundamento, de ninguna manera realizando una ofrenda gratuita y convenenciera. Esa sus personas y con el beneficio de inventario, no se está decretando credo político o filosófico alguno.
Los detractores de la Cuatroté hablan de filocomunismo y otras lindezas. Mienten y saben que lo están haciendo. Por lo pronto, Campa y Martínez Verdugo ya ocupan un merecido sitial que reivindica una memoria frente a la que nadie, con honestidad, se puede poner de espaldas. Están al lado de otros y otras, mostrando la pluralidad que somos y la necesidad de que nadie excluya a nadie cuando median méritos y dotes que enaltecen a los mexicanos y a la humanidad.