Ominoso regalo envió el milmáscaras Alfonso Durazo Montaño, actual Secretario de Seguridad del gobierno de la Cuatroté, a Ciudad Juárez. Lo desempaquetó Armando Cabada Alvídrez; se trata de Raúl Ávila Ibarra, Comisario General de la Policía Federal, que a partir de antier se hará cargo de Seguridad Pública en el municipio de Juárez. 

El nuevo mando federal –parece que el estado ya claudicó en esta tarea– tiene un pasado que se ha puesto al margen de la transparencia, la visibilidad y legalidad públicas. Pieza clave en la etapa de la tiranía duartista, reprimió en varias ocasiones manifestaciones ciudadanas en la capital del estado, empleando golpeadores, disparos, uso desproporcionado de la fuerza pública al inicio de la resistencia que se opuso al Vivebús, dando pábulo a la criminalización de la protesta. Respaldó con toda la fuerza pública el desmedido empeño de Duarte de trasladar el Mausoleo de Villa de su lugar de origen, para su recreación personal, a un costado del Palacio de Gobierno y verlo desde su balcón mandado construir ex profeso

Pero hay una historia más oscura aún: el modus operandi que se inauguró para la coexistencia de un orden público pactada con el crimen organizado y en el que Ávila fue pieza clave junto con Carlos Salas y Jorge González Nicolás. Ávila fue concentrado en la Ciudad de México de manera que jamás se explicó, como debió haber sido, y fue sustituido por otro de la misma estirpe, Pablo Rocha, señalado por el actual gobernador como un potencial agresor personal, pero reconvenido y emplazado por aquel para que aclarara legalmente sus dichos el gobernador, pero hasta hoy Corral ha hecho mutis. 

Esto resta credibilidad a Corral ahora que sin empacho alguno aplaude la llegada de Ávila a la SSP en Juárez. Ya no se le cree ni cuando ni critica ni cuando aplaude.

Lo que sí se puede afirmar hoy es la exigencia de que se transparente el historial policiaco del recién llegado Ávila Ibarra, porque al parecer se trata de una línea de estar enviando a Chihuahua, y en concreto a Juárez, a elementos policiacos con negro historial, que dicho no tan de paso, complace mucho a Armando Cabada.

Si alguna moraleja se tuviera que concluir de esto, es que los jefes policiacos los sacan de los sótanos y los distribuyen por el país sin depuración alguna. Así, cuándo.