Ahora que el escándalo Safe It empieza a crecer –ojalá se convierta en una bola de nieve– tiene pertinencia formularse la pregunta que encabeza esta entrega. Lo explica muy bien una conversación de la época nazi entre Rauschning con Adolfo Hitler, autollamado el führer: Hitler afirmó que la corrupción era positiva, sobre todo en la capa dirigente, porque ello obligaba a sus componentes, cuando sus corrupciones se descubrían, a prestar una obediencia incondicional. Cuando se desenmascaraba públicamente un escándalo, se revelaba que había desde hacía mucho tiempo atrás gran número de gentes iniciadas en el secreto, pero que tuvieron sus razones para callarse. Era la manera en que el totalitarismo tenía en los tiempos normales una reserva de incondicionales, prácticamente con disciplina militar y dispuestos a todo tipo de abyecciones.
No presumo que haya leído, y menos en alemán, la conversación a la que aludo. La vi hace mucho en el libro de Georg Lukács, El asalto a la razón y sintetizo la parte contenida en el párrafo anterior, porque en buena medida es lo que pasa con las corrupciones que van brotando a la luz pública. Se tolera porque genera un ejército de incondicionales sobre los que pende la posibilidad de defenestración y, es obvio, que muchos saben que sucede esto pero lo callan en espera de eliminar adversarios, realizar ajustes de cuentas, pedir encargos de mayor gravedad que en ocasiones rayan en actividades propias del gangsterismo.
Hoy, El Heraldo de Chihuahua y su periodista David Piñón Balderrama, aportan nuevos casos que afectan al cacicazgo duartista, y en concreto al aparato gubernamental de la Fiscalía General, a cargo en el primer tramo del sexenio, de Carlos Manuel Salas, quien heredó al funcionario Eduardo Guerrero Durán, y que tolera, quizás con la explicación que se da en el primer apartado de este texto, Jorge González Nicolás.
Los datos revelados por el rotativo son que la empresa de seguridad privada, Safe It, opera otras como Escoltas Especializadas Privadas, orientada al servicio de guardaespaldas para particulares; Productos y Soluciones Ecológicas (PROSESA) de limpieza de oficinas y fumigación; y CAYIT, de comercialización de equipos de seguridad como monitores, cámaras y teléfonos, todas las cuales forman parte del Grupo SEINCO (Servicios Integrales Corporativos), que obtuvo en “adquisición directa”, sin mediar concurso, dos contratos más con la propia Fiscalía General del Estado por alrededor de 10 millones de pesos, aparte de los contratos conseguidos para el Aeroshow, la Feria de Santa Rita y el Vivebús.
Se trata de dos contratos que la empresa del director de los Ceresos del estado, Eduardo Guerrero, consiguió entre 2012 y 2013, para dotar de guardias de seguridad a la propia dependencia para la que trabaja. En el primer contrato, informó El Heraldo, Safe It cotizó el servicio en 8 mil 771 pesos por mes por cada guardia destinado a prestar servicio a la Fiscalía, en adjudicación directa; en el segundo contrato, en el 2013, Safe It destinó sólo dos guardias más, pero el pago de la Fiscalía fue de 2 millones de pesos más que el primer convenio, es decir, cotizó cada guardia en 12 mil 500 pesos al mes.
Así es la corrupción, genera un aparato y red de complicidades. Esta información debe tener la apertura de un expediente de investigación y, por supuesto, el cese del funcionario involucrado y, por qué no, hasta su arraigo, para esclarecer a fondo lo que a todas luces se muestra como la corrupción en derredor de la gente cercana del cacique mayor.
tssssss…… NO + PRI EN CHIHUAHUA Y EN TODO MEXICO!!! YA BASTA!!!