Como todos los años en Chihuahua, salvo excepciones como la de 1972, el desfile oficial –sí, por proceder del Estado– se sujetó a las mismas pautas, rituales, liturgias todas que por un lado sacan a la calle a los sindicatos controlados, les conceden un segundo de libertad, domesticados pasan en la tribuna donde está el gobernante priísta, acompañado del líder charro mayor, todo lo cual se aprovecha para refrendar unidades inexistentes, proyectos de sumisión y esclavitud y –cuando es el caso– hacer algún anuncio de importancia relativa en la coyuntura.
Este desfile se diseñó para que a través de las mantas se rindieran agradecimientos a Duarte y a Jorge Doroteo Zapata, cabeza de un sindicalismo corrompido hasta la médula y que en nada representa la satisfacción de las necesidades de los trabajadores sindicalizados, especialmente los que están ubicados en la rama de la industria y los servicios. Se trata de un día de asueto que más tiene tonalidades de fiesta que de lucha propiamente, si a este fin recordamos que el Primero de Mayo fue consagrado por la Segunda Internacional como una huelga general por un día porque en los calendarios del mundo no figuraba en aquel entonces como un día autorizado para faltar, como aquí ya sucede por ley.
Claro que menudearon a lo largo de la procesión gritos aislados de inconformidad y hasta mantas con reclamos a funcionarios menores. Pero de fondo nada que preocupe a los que amasan enormes fortunas con base en la compra de fuerza de trabajo que se paga con salarios miserables. Por supuesto que Duarte hizo la infaltable declaración de que el de ayer ha sido el más grande desfile en la historia de Chihuahua. Recordemos que conforme al discurso oficial, Chihuahua está a la vanguardia de todo, y cuando digo todo es todo, aunque la realidad contraste con la demagógica palabra.
Otros, que también siguiendo una liturgia arraigada en la vieja izquierda, salieron a las calles. Hablo de los cedepistas, que cuando los vemos profesando la tesis de la revolución proletaria, uno se pregunta qué diablos significa eso, a menos de que se hable de la prole de Rubén Aguilar Jiménez.
Hubo, empero, una importante demostración: telefonistas, electricistas, trabajadores del municipio, trabajadores del Monte de Piedad, maestros del RESISSSTE, despedidos de CONALEP (los oficialistas de este sector loaban a su “amigo César Duarte”), el grupo de la tercera edad que capitanea César Gutiérrez y que fue incomodado por una brigada de provocadores priístas, la sección de #YoSoy132, militantes de la izquierda, entre otros. Organizaron su propio desfile, con independencia y reclamos reales, y sobre todo respeto a la libertad de los participantes. Eran, son, un importante grupo social a partir del cual se puede vertebrar un significativo movimiento, porque su estado de ánimo fue tal que hace sentir que tras de sus pasos hay grandes metas.
Vivebús: Duarte y Zapata se arreglan
Volviendo a los oficialistas, en el desfile y por la declaración que sobrevino después, quedó claro que en relación a la deplorable circunstancia del transporte urbano en Chihuahua –escándalo conocido como Vivebús– hay unidad de propósitos entre Duarte y Zapata. Algunos creen que se enseñaron en días pasados los dientes; en realidad fueron las uñas las que mostraron, y más que todo sobre el negocio y el botín. Y que de los usuarios se apiade Dios.
ICHITAIP: la acción jurídica continúa
Rodolfo Leyva Martínez continúa en su empeño por restaurar la legalidad en la designación de consejeros de ICHITAIP. Sus argumentos son válidos y contundentes, con ellos se fundamenta un reclamo de justicia. Los medios pretenden banalizar el tema, pero no deben olvidar que en esto se atraviesa el Poder Judicial de la Federación y que no está dicha, de ninguna manera, la última palabra, por más que los diputados levantadedos hayan refrendado la consigna duartista que significa que el cacicazgo actual, cuando se equivoca, simplemente vuelve a mandar lo mismo. Con este enlace 37Denuncia usted revisar la médula del reclamo.