Enrique Serrano, en el delirio de lo que piensa es su futuro triunfo, ya aventura frases de corte duartista, como esa de que el traslado del delincuente Joaquín El Chapo Guzmán a Ciudad Juárez es un triunfo para la atormentada frontera. Poco importa que organismos como la CNDH cataloguen el CEFERESO en un bajo nivel de seguridad, que las certificaciones pagadas por el gobierno sean pergaminos comprados para engañar. Para él se trata de un triunfo, y punto. Además de una insaciable sed de agarrarse a veinte uñas de lo que sea, a fin de escalar electoralmente. Pero el tiro le salió por la culata: la población juarense ve con miedo y preocupación, y aun como cortina de humo, el traslado del delincuente que ha puesto en ridículo a toda la estructura gubernamental, sea panista o priísta.

Con mayor sensatez el periódico Reforma, de la Ciudad de México, distinguido por su profesionalismo y seriedad, da una explicación, a mi modo de ver, plausible; la reproduzco:

“EL TRASLADO de Joaquín “El Chapo” Guzmán a Ciudad Juárez tuvo que ver con un apagón que hubo en Almoloya hace unos días que generó no miedo, sino pánico entre las autoridades federales del área de seguridad.

A RAÍZ del susto, los encargados del sistema penal ordenaron una revisión a fondo de las instalaciones del penal del Altiplano que requirió mover a su «huésped» más importante.

LAS VERSIONES que buscan ligar la mudanza con una extradición inminente a Estados Unidos no se sostienen, pues quienes han seguido los casos criminales del capo afirman que los dos más sólidos están lejos de definirse.

BUENO, a menos que se le quiera facilitar al “Chapo” una “extradición exprés” a Texas a través de uno de los túneles que han hecho famoso al sinaloense.

CAPAZ que la próxima cita con sus amigos Sean Penn y Kate del Castillo la hace en un restaurante ¡en El Paso!”

Si nos confiamos a estas apreciaciones, no queda más que preguntarse en manos de quién estamos: de un Peña Nieto al que no tan sólo le construyen túneles en su penales de alta seguridad, sino el que también se producen sospechosos apagones; y para remediar las cosas se pone en manos de César Duarte en territorio chihuahuense, aunque en un penal federal. Pero la pregunta clave es: ¿no estará en todo esto pagándose favores del crimen organizado a Don Barzini Serrano? (Pregunta que huele a Guerrero…).