caligula1-9ene2015

La figura de los dictadores, de los tiranos, los excesos que propicia el ejercicio del poder cuando no hay principios de contención, es intensa fuente de inspiración para la creación literaria crítica y satírica, ilustrativa y fácilmente digerible.

El escritor francés Albert Camus presenta al emperador romano Calígula en su drama homónimo: Calígula. Narra la obra que este grotesco personaje, henchido de un poder ilimitado, andaba en busca de la luna como posesión privada, pues era algo que aún no tenía. Al estar con estas tribulaciones, sin embargo, tenía que resolver problemas del tesoro público, asuntos del Imperio. Para mandar actos de gobierno, Calígula dice: “Como todo el mundo sabe, gobernar es robar. La mía será la de robar francamente”. Y dispone su nueva ocurrencia y ordena: “todos los patricios, todas las personas del Imperio que dispongan de cierta fortuna –pequeña o grande, es exactamente lo mismo- están obligados a desheredar a sus hijos y a testar de inmediato a favor del Estado”. Dicho esto, se desbocan sus ambiciones y en su delirio de la falta de límites, el personaje dice: “Acabo de comprender por fin la utilidad del poder. Da oportunidades a lo imposible”. Esa es la virtud del emperador –dice Calígula-, se trata “de hacer posible lo que no lo es”. Llegado a este punto hipnótico, es difícil aspirar a más sin duda. Así, cuando la sed de poder empuja al personaje a hacer posible las metas imposibles, se encuentra ya en la senda del extravío en toda la extensión del término. Es alcanzar la cumbre de la enfermedad profesional del poder para luego iniciar la caída inevitable.

Muchos gobernantes, pues, están afectados por el delirio de Calígula, al aprovechar el embrujo del poder (lo posible) para enriquecerse impunemente (lo imposible). Esto es lo que muchos gobernantes no han entendido, entre ellos César Duarte quien todavía no acierta a comprender, como dijo Giovanni Botero, que “el placer de mandar conduce a los hombres fuera de los límites de lo honesto y lo justo”. La demanda penal que en su contra promueve Unión Ciudadana, seguramente lo lleve a despertar en estos días en lugar de calificar de “locos” a sus denunciantes.