Un inusitado resbalón protagonizaron la gobernadora Maru Campos y uno de sus voceros a sueldo, El Diario de Juárez, propiedad de Osvaldo Rodríguez Borunda. Va de cuento:

Hace un par de días la edición fronteriza de ese rotativo publicó una nota con la siguiente cabeza: “Despliegan estatales operativo… para repartir panfletos de gobierno”.

La nota se acompañaba con una foto que evidenciaba a un agente policiaco entregando un panfleto a un ciudadano en una vivienda, a propósito del Segundo Informe de Gobierno de Campos Galván. A un lado de la publicación aparecía una foto ampliada de ese panfleto gubernamental.

El tema circuló momentáneamente por las redes sociales porque, al darle click para ver la información completa, El Diario de Juárez simplemente eliminó la información, y en su página web sólo aparece, hasta el día de hoy, el siguiente mensaje: “Ups! No hemos podido encontrar la página que buscas”.

En las mismas redes circuló la versión anónima de personal del gobierno afirmando que la mayoría de los agentes enviados a entregar los panfletos pertenecen a los grupos especiales de SWAT y detectives y que estaban inconformes, pero que fueron amenazados con el despido si no acataban las órdenes superiores.

De ese tamaño es la complicidad de este medio que promete lealtad a los chihuahuenses, pero que oculta toda aquella información que le resulte adversa al poder que le llena los bolsillos vía publicidad y otras fórmulas.

Es muy probable que la nota la haya elaborado algún reportero o reportera que pecó de ingenuidad, pensando que el medio para el que trabaja (si es que no ha sido objeto de despido laboral) era realmente un periódico crítico.

Lo más crítico es que la agenda periodística se dicta desde el Palacio de Gobierno y no cabe ninguna información que le haga sombra al mundo color de rosa que nos pinta, justo en su segundo informe, la titular del Poder Ejecutivo estatal.

Ahí nomás.