Seguramente le resulte familiar la escena de quien, desesperado por el abandono en algún lugar remoto, quizás de plano víctima del naufragio en una isla desierta y despoblada, lanza una botella al mar conteniendo un llamado de auxilio, de rescate.

Tal escena ha sido reproducida por la literatura, el cine y otras artes, pero ahora el PRI ha querido llevarlo a la política, o mejor dicho, a su política, creando una cosa denominada “Consejo Editorial” a través del cual pretende “recuperar la confianza de los ciudadanos como opción (sic) de lo electoral”. 

Para ello eligieron –qué conveniente– al hermano del director de El Heraldo, Adrián Alvarado Gates, como encargado del capítulo estatal de dicho consejo. 

Está por verse si los priístas pueden llegar a donde pretenden sabiendo que no saben escribirle ni una carta a la novia. Porque de entrada eso de considerar a los ciudadanos una “opción de lo electoral” habla de lo errado que han estado todos estos años y anticipa el futuro fracaso de su consejito. Y porque además para el PRI nunca existieron los ciudadanos, sólo había votantes cautivos, manipulables.

Aparte de los despropósitos en ciernes, el llamado que se hizo durante la toma de protesta de Alvarado por parte de la hija del cacique sindical, Georgina Zapata, es cuando se develó la intención (no se ría) de que “el PRI se relance a la sociedad con ejemplo”, “con argumentos como bandera” y “coherencia como estandarte”. 

Bueno, mejor sí, ríase, porque si esta vacilada estará escrita en el mensaje enviado por el PRI en una botella (tal vez residuo de la última borrachera sexenal) para su rescate, ya sabemos de antemano la reacción de quienes lleguen a encontrarla. Si es que llega.