Tengo para mí que Enrique Seáñez ha sido y será reconocido en el futuro como el rector más abyecto que haya pasado por el cargo en la Universidad Autónoma de Chihuahua. A él le tocó plegarse a los caprichos de la tiranía de César Duarte, al que hace ya algunos años le entregó un diploma reconociéndolo como universitario distinguido, aunque el paso del cacique por alguna institución de educación superior está bajo sospecha.
Con motivo de la sucesión rectoral, uno lee que Seáñez dijo: “En la elección del rector de la Universidad Autónoma de Chihuahua es inconcebible pensar en el deslinde del gobernador”, y no tiene menos que pensar que el que nace para esclavo del cielo le caen las cadenas. Y no tanto porque en un sistema, como en el que vivimos, no se dé la colaboración entre los poderes, el intercambio de opiniones, sino porque tras las palabras apuntadas se esconde precisamente la abyección, el entreguismo, la línea gubernamental que socava los órganos de decisión y hasta les resuelve a quienes deben tomarla la dificultad de pensar alternativas.
Es evidente que en el mundo de Seáñez el anhelo primordial fue que Enrique Serrano fuera hoy el gobernador electo, para que le hiciera llegar, en sobre debidamente lacrado, el nombramiento del rector. A Seáñez se le vino el mundo encima y ahora lo quiere recomponer con frases de servidumbre, como la apuntada. Con rectores así jamás habrá autonomía, y en cambio mucha corrupción y nulo despliegue del papel que una institución como la UACH debe jugar en una circunstancia como la de Chihuahua y de cara a un siglo XXI que ya se comió tres de sus lustros.
La UACH debe emprender una nueva ruta, acorde con los mandatos que ha dado la ciudadanía en la pasada elección. El 5 de junio –y ojalá así se perciba– fue un voto por lo que ya no se quiere, por lo irrespirable que se convirtió Chihuahua durante el cacicazgo actual que quiere continuar agarrado al poder a veinte uñas. Una muestra de la ceguera para leer los tiempos que corren son las candidaturas de personas del tipo de Marcelo González Tachiquín, que a estas alturas de la vida política local debiera estar jugando a otra cosa y a mil leguas de sus pretensiones rectorales, nulas por cierto. Los duartistas que hicieron de Chihuahua una época de canallas, debieran tener un mínimo de autocontención para dar muestras de que el repudio que se les profesa en la sociedad los obliga a un ostracismo voluntario. Ya hicieron mucho daño, entre ellos Enrique Seáñez.
Se estima que Chihuahua habrá de cambiar para que los derechos de todas las personas sean eficaces, efectivos, entre ellos, la educación universitaria impartida en libertad, garantizada por la autonomía de la Universidad. Ésta institución es el recipiente de toda la cultura y conocimientos que la humanidad ha creado para conservar la especie humana; de ahí, que es una dama noble, bella e ilustre, cuya imagen, me parece, pocos tienen ya en mente. La Universidad vive y reconstruye en la libertad académica, la particular, la investigación científica seria y trascendente, la tolerancia y la autenticidad generosa, no es la simulación ni objeto de uso para el latrocinio, ello equivale a extinguirla, claro, la Universidad pública. Tanto se ha escrito para entender y proteger a las Universidades en el mundo, que cito al Rey Don Alfonso X, El Sabio (1252-1284), autor de las Siete Partidas, de las que destaco la VI, acerca de la comunión de maestros y alumnos: «… pueden establecer de si mesmos un mayoral sobre todos á que llaman en latín rector, que quier tanto decir como regidor del estudio, á que obedezcan en las cosas que fueren convenibles, et guisadas et derechas».
La Universidad es el recipiente de toda la cultura y el conocimiento que la humanidad ha creado para conservar la especie humana. Que palabras tan verdaderas. Las primeras universidades fueron creadas hacia el siglo Xll en Europa y en ellas se albergó el saber hasta entonces conocido. El significado de su nombre nos trae a la mente la universalidad, la pluralidad, además de que está implícito el concepto de libertad . Ojalá la uach esté a la altura de estos conceptos a la hora de elegir el próximo rector
Se dice que el próximo rector puede resultar de la propuesta de algun director de facultad. Yo en lo personal estare en total desacuerdo ya que no observe en ninguno de ellos un dejo de dignidad y orgullo. ¿Donde estaban los abogados, los contadores, los ingenieros, los médicos y enfermeras. los agrónomos, los filósofos y los del periodismo los administradores y los de ciencias públicas y los financieros y los galardonados fiscalistas? ¿Donde estaba la moral, el humanismo y la ética universitaria que se ocultó y nunca expresó descontento alguno en lo referente a la corrupción en la Máxima Casa de estudios (caja recaudadora del gobierno del Estado) y en lo que compete a la administración gubernamental? ¿Que voz (muy pocas) se alzó para rescatar el honor de la familia universitaria? Pienso que no es prudente la participación de directores de facultades. Su papel fue el de ser los más fieles vasallos de la dupla omnipotente duarte- seáñez.
¡Bienvenido Robles Villa!