Algo pasa en el afiebrado y corrupto cerebro de Jorge Enrique González Nicolás, el fiscal que llegó para idolatrar al tirano César Duarte. A la vista de cinco jóvenes asesinados en la sierra, concretamente en Guachochi, él dice que “la zona serrana está tranquila y en paz”. No es necesario consultar ningún diccionario para darse cuenta que esos conceptos no se llevan con lo que pasa en Chihuahua, pero nada más se puede exigir a un aspirante a experto en cosmetología gubernamental. El fiscal general miente, copiando así el estilo sexenal del cacique.

Los muertos de Guachochi.
Los muertos de Guachochi.

Los hechos hablan muy claramente y van en otra dirección: el pasado domingo se confirmó el haber encontrado inicialmente tres cadáveres en la carretera que lleva a Tónachi; después se sumaron dos para completar la macabra cifra, entre ellos un estudiante de la Universidad Tecnológica. Los occisos, productos de la violencia que reina en la sierra, son los jóvenes Elsar Palma Payán, Héctor Fabián Payán Contreras, Gerónimo Alonso González, asesinados con armas calibre 9 milímetros. Después vinieron otros dos cuerpos, inocultablemente relacionados con este crimen, puesto que se encontraron en cercanía al lugar donde acontecieron los primeros tres descubiertos. Ahí se encontró a Fabián Payán Escárcega, dirigente ejidal, y su sobrino Josué Payán, que se supone habían salido en búsqueda de los jóvenes supuestamente extraviados y perteneciente a la comunidad de La Gobernadora. Hasta este momento no se sabe si de los asesinados tres eran estudiantes eran estudiantes de la Universidad Tecnológica de la Tarahumara.

Pero para el fiscal todo es tranquilidad, todo es paz. Para él, esos conceptos se trastocan cuando hay enfrentamientos y salió con la cantaleta del cómo estábamos antes y cómo estamos ahora. Ha sido la canción predilecta del cacique, al igual que presentar la realidad como si estuviera en la normalidad completa que estos hechos desmienten. Esta conducta de González Nicolás requiere que se vaya documentando para fincarle una responsabilidad penal por el descuido y la falsedad con la que se ha conducido al frente de una Fiscalía hecha trizas a lo largo del sexenio. González Nicolás dice que trabaja. Lo que debiera decirnos es para quién, porque el crimen se pasea por la sierra de Chihuahua.

 

 

César Duarte y la transgresión a la veda electoral

Duarte. Delincuente electoral.
Duarte. Delincuente electoral.

César Duarte ha continuado, en época de veda en plena campaña electoral para apoyar a su carcomido candidato Enrique Serrano con el que pretende la continuación de su cacicazgo. El Primero de Mayo decretó un aumento salarial para la burocracia a la que dejó de manera artera durante más de cinco años; luego ha dado prórrogas para el pago del replaqueo, dando muestras de una magnanimidad que tiene en el corazón un espíritu profundamente recaudatorio. Así mismo, anuncia que de todas partes del mundo volarán turistas al aeropuerto de Creel, que está afectado de una enfermedad crónica que no le permite ser autorizado plenamente por las autoridades aeroportuarias. La última fue el anuncio de que se instalará una segunda planta de energía solar, porque ahora el sol se ha descubierto en Chihuahua. Esto y su desmesurado intervencionismo ante el órgano electoral, el dispendio en materia de subvenciones gubernamentales a medios y la coacción a la burocracia que hoy pretende apapachar para participar en las campañas, denota una sola cosa: que el PRI continúa como un partido de Estado, no como una asociación libre de ciudadanos que en igualdad compiten por la representación política. Y cómo no, si lo que está instalado en el Palacio de Gobierno, aparte de ser una tiranía es el viejo estilo del priísmo echeverrista.

 

 

El futuro de Chihuahua en la cartelera cinematográfica

Cartelera.
Cartelera actual.

Pero la cartelera cinematográfica, por azares del destino, parece hablar muy claramente de lo que pasa en Chihuahua. En Fashion Mall VIP se anuncian tres películas que parecen dibujar el horizonte chihuahuense. Diga usted si no: “Salve, César”, seguida de “Guerra Civil”, para dar paso a un “Desierto” y continuar en el “Libro de la selva”. Nunca una cartelera había jugado el papel que algún día tuvo el oráculo de Delfos.