Se supone que hoy, por enésima vez, César Duarte intentará dejar el CERESO de Aquiles Serdán, con manido argumento de cambiar la medida precautoria, para concluir el proceso en libertad.

María Eugenia Campos tiene el compromiso político de liberarlo, como es del dominio público. Le deba favores y está recibiendo el reclamo del pronto pago. Pero no tan sólo eso, para la gobernadora la prisión de Duarte se convierte en una acusación en su contra, cuenta habida de la complicidad y prebendas que recibió cuando era diputada e integrante de la Comisión de Vigilancia del Congreso del Estado y no vio absolutamente nada irregular.

La misma gobernadora, al terminar su mandato, será objeto de un procedimiento penal, hoy suspendido por el que fuero de que goza.

En realidad, César Duarte se ha convertido para el maruquismo en un elefante en la sala, como se acostumbra decir cuando tienes un gran problema encima y no sabes cómo lidiarlo, y quizás están pensando que el escándalo de la liberación del corrupto tirano, más vale sortearlo ahora a distancia de las elecciones del 2024, que en las cercanías del mismo.

De todas maneras, la liberación llegará, el escándalo estará presente y confirmando que por encima de la justicia están los propios pellejos de la clase política que padece Chihuahua.

Daurte ya está muy repuesto, luce fresco y trajeado, listo para disfrutar cientos de millones que la justicia chihuahuense, ni la de López Obrador, lo han alcanzado.