Es un fenómeno que se ha perdido de vista: el crimen organizado asume funciones que corresponden al estado, y lo suplanta ante su ineficacia y ausencia.
Esa es la nota que se desprende de un hecho que cobró notoriedad en Chihuahua y que tiene que ver con la muerte de “El Chueco”, el criminal de los jesuitas, que finalmente no llegó a los tribunales porque antes fue asesinado en condiciones que nadie conoce.
Resulta que con la muerte de “El Chueco” y la desorganización de su banda, la tala salvaje del bosque chihuahuense se incrementó. “El Chueco” tenía bajo control esa rama que corresponde al estado, de tal manera que el vacío que dejó lo llenó el crimen.
Esto, que es una realidad, ya ni la prensa a sueldo del maruquismo, lo niego u oculta.
Foto de esta nota: Gerardo Aguirre/ El Heraldo de Chihuahua