Columna

Maru: mentiras, mentiras, tan sólo mentiras

Maru cree que vivimos de mentiras. Pareciera que le gusta la canción Voy viviendo ya de tus mentiras; pero eso, que puede ser una buena trama para boleros, no aplica en una relación pública como ocupar la gubernatura del estado de Chihuahua. Que sus mentiras las abone a sus recuerdos.

De inicio y con relación al Tercer Informe de Gobierno, lo que llama la atención es que se dejaron atrás las formas republicanas, y el Congreso del Estado ha pasado a mejor vida. Ahora lo que vale es que la gobernadora convoque a un evento faraónico, de amigos y compinches, de fácil aplauso y que se presuma como una innovación que la señora gobernadora escenificara su evento por primera vez en tenis y con un outfit bien diseñado de color blanco. Quiere aparecer sin mácula, como lo hacen los papas en los momentos de gala.

Sabe que a su informe se le acercará una prensa vendida y subvencionada que la acompaña. Las cifras de desplegados hablan claramente: en El Diario de Chihuahua hubo alrededor de 100 planas de papel y en El Heraldo otro tanto, que juntas ascienden a 117 páginas a todo color. Pero esa es la prensa vieja, la que va de caída; la inyección de dinero y efectividad la da el gasto publicitario en los medios digitales, incluyendo la radio y la televisión.

La mentira está en Pensiones Civiles del Estado, que está en quiebra y no puede con la carga de responsabilidad frente a los que debieran ser sus beneficiarios. La política la realiza de manera clientelar; para la señora Campos Galván lo medular es que ofrece conservar al panismo por seis años más después de 2027. Para ella ese es el problema: el poder; el poder para los oligarcas.

Se trata de un informe envuelto como un bello regalo, pero adentro, en su esencia no hay nada que llame la atención.

Un día después, y en obsequiosa entrevista que le hizo El Diario de Osvaldo Rodriguez Borunda, nos viene con el cuento de que llegó el momento de ser dura como gobernadora, lo que significa que hasta ahora su equipo gobernante vivía en una especie de molicie, en abstinencias a la hora del cumplimiento de responsabilidades. Exclusivamente, Maru Campos ve las cosas hacia adentro; padece autismo político.

Por otra parte, quiere dejarnos obras faraónicas, como la Torre Centinela, que ni siquiera ha logrado concretar en Ciudad Juárez. Pero ya anunció que llevará alimentos a todas las mesas que lo requieran de todo el estado. Es la guerra por ver quién da más, quién compra más conciencias. Eso sucede cuando la brega de eternidad se ha convertido en business y más business.

Por eso, más que recordar la canción con que inicia este breve texto, habría que decirle a Maru, con otra canción: mentiras, mentiras, tan sólo mentiras.