Columna

La Cuatroté es materia prima para el humor negro

El jefe indiscutido del surrealismo, André Breton, publicó en París en 1939 su Antología del humor negro, un libro que los mexicanos debiéramos leer con detenimiento, máxime que el autor estuvo en nuestro país una temporada larga, conoció México y lo consideró como una expresión de su escuela literaria, muy influyente entre muchos intelectuales de mediados del siglo XX.

En ese libro se hace una recapitulación de lo que es el humor, en particular el humor negro, que tiene como medio de expresión todos los géneros artísticos, desde la pintura hasta el cine, de la poesía a la novela, abarcando muchas otras áreas donde se expone, para mostrarnos el ácido corrosivo de un humor que tiene arraigo en México.

No se trata ni del chascarrillo barato ni de abordar temas de la sexualidad para provocar la risa. La hondura de esto es mayor; sobre ello ya hay mucho escrito que supera con creces los aportes del propio Breton, sin quitarle el mérito que se desprende de la Antología.

Por ejemplo, la misantropía (el odio entre seres humanos) en el humor “no encuentra correctivo (…) ni en los acontecimientos que no acaban por desmentir este tipo de comicidad”. Breton recurre a una frase para defender el humor negro: “Yo soy como este árbol, moriré por arriba, dijo uno que veía un árbol quemado por un rayo”. En fin, por este libro transitan figuras tan importantes y de manera breve como Jonathan Swift, Sade, Baudelaire, Lewis Carroll, Nietzsche, Kafka y varios más.

En ese elenco, sin que se exponga a detalle, figura un mexicano singular. Se trata de José Guadalupe Posada, y en la siguiente cita detalla su importancia:

“El triunfo del humor en el terreno plástico, en su estado puro y manifiesto, parece tener que situarse en una época mucho más cercana a la nuestra y reconocer como su primer y genial artesano al mexicano José Guadalupe Posada que, en unos admirables grabados sobre madera de carácter popular, nos sensibiliza hacia las agitaciones de la Revolución de 1910 (las sombras de Villas y Fierro deberán ser interrogadas, concurrentemente a estas composiciones, sobre lo que pueda ser el paso del humor de especulación al de acción; México, con sus espléndidos juguetes fúnebres, se afirma además, como la tierra elegida del humor negro). Desde entonces, este humor se ha comportado, en pintura, como en país conquistado”.

Cuando uno lee esto entiende mejor las declaraciones de la Cuatroté de que somos el país más feliz de la tierra, con un servicio de salud como el de Dinamarca, o que estamos haciendo historia con una elección judicial en la que se conocen los números y el color de los aspirantes que los encarnan, donde se eligen candidatos en tómbolas y se combate el crimen con abrazos y no balazos, y que si viviera Posada serían simples calaveras.

Lean a Bretón, por favor.