Comprendo que los memes son esencialmente gráficos, y aun si prescindieran de los textos respectivos no serían lo que son: la invención más sintética –sin restarle el doble sentido a la palabra– de la información por internet, sin intermediarios, de la segunda década del siglo XXI. Tan sólo por jugar con el límite al que lo hizo Ricardo III, que pretendía cambiar su reino por un caballo ante su derrota definitiva, todo por la falta de un clavo en una herradura, el caballo desbocado que es Duarte no quiso esperar más al herrero y terminó derrotado. Ahora el PRI se lamenta de esos gobernadores corruptos de Chihuahua, Veracruz y Quintana Roo, en plena sucesión directiva nacional; los “amigos” del cacique abandonan el barco o le dan la espalda, y hasta la PGR lo denuncia por andar queriéndole jugar chueco a la federación con la intentona de meter la mano en la futura fiscalía anticorrupción.

En un ejercicio forzado de palabras, creadoras de grandes imágenes en cualquier terreno de la literatura, de la poesía oral y escrita (los artistas más sensibles han incluido a otras áreas del arte y la imaginación como la danza y la plástica), digamos que con el incendio de hoy en el relleno sanitario se antoja un meme estremecedor: la conflagración inició porque el duartismo, acorralado por la gente desde el 22 de junio y ahora por la visita de los transicionadores (¡vaya palabra!), no se ha dado el tiempo suficiente para desaparecer en casa los papeles de la corrupción y decidió prenderles fuego en el basurero municipal de la ciudad de Chihuahua. Como dije, puro material para un meme.