Le llaman “encargado de la política interior”. Realmente a Adán Augusto López es el peor secretario de Gobernación de que se guarde memoria en los últimos decenios. Las tareas de mediación, negociación, cierta neutralidad política que se suponen en su cargo, están totalmente ausentes, ya que su tiempo lo destina a patrocinar su propia campaña presidencial y a polarizar.

Pero ni siquiera la burla perdona. En menos de un mes visita Ciudad Juárez para –leal usted bien– repartir becas. En la ocasión anterior vino a traernos, envuelta en celofán, a la diputada federal Andrea Chávez, a quien ya placean para futura gobernadora de Chihuahua.

Además la tienen como un “relevo generacional”, cuando en realidad su reciente nforme legislativo, que a nadie interesa, fue una muestra del acarreo, el despliegue publicitario costoso y la cortesanía de algunos legisladores que no se mueven a Chihuahua para examinar el porqué está entre las diez ciudades más peligrosas del mundo.

Pareciera que el secretario no tiene qué hacer en apego a su cargo, que hasta se da el lujo de venir a perder el tiempo en Juárez. Pero hablemos claro: anda en su papel de “corcholata”, como un precandidato morenista a la Presidencia de la república.

Si en los sexenios inmediatos anteriores cualquiera hubiera hecho eso, López Obrador lo hubiera desollado. Historias que ni el PRI realizó.