
Recordando el Primero de Mayo
El Primero de Mayo fue declarado Día Internacional del Trabajo por los socialistas luego de los sucesos de Chicago de 1886 y los trabajadores mártires que antes eran recordados puntualmente por sus nombres, y que hoy vale la pena reproducirlos: Samuel Fielden, Oscar Neebe y Michel Schwab, George Engel, Adolph Fischer, Louis Lingg, August Spies y Albert Parsons.
La idea que dio origen al Día del Trabajo en el mundo fue realizar una huelga por un día en todas las naciones y estados que fuera posible. A la huelga se le daba la reputación de ser un arma poderosísima porque establecía el paro de la producción, la explotación que llevaba implícita, y las demandas concretas, como la jornada laboral de ocho horas, el aumento general de salarios y la protección del trabajo infantil y de las mujeres.
En el ámbito de las luchas obreras había corrientes de pensamiento diferenciadas y a veces encontradas; iba imponiéndose la presencia de un socialismo en la versión del marxismo, pero también el anarcosindicalismo, que tenía como padre fundador al legendario Mijail Bakunin.
En las primeras insurgencias obreras primaba la visión anarquista. Así fue en Chicago y también en los primeros tiempos de las luchas obreras en México. En nuestro país se conmemora el Primero de Mayo a partir de 1913 en la Ciudad de México, en plena dictadura huertista, y se rememoraba las huelgas de Río Blanco, en Veracruz; los sucesos de Cananea en Sonora, y las luchas obreras en Pinos Altos en Chihuahua, todas ellas reprimidas violentamente por militares, e incluso con los Rangers de Estados Unidos.
En torno a esta fecha se generó una especie de cultura obrera y tradición que a más de un siglo se sigue presentando en muchas partes del mundo, y no se diga en nuestro país a partir de los años treinta.
Estas fechas emblemáticas han sufrido la agresión del Estado, de los poderosos, para desnaturalizarlas, convirtiéndolas no en eventos de lucha y reclamo, sino en un pase de lista, una fiesta, una ceremonia vacía, agotando el filo que significó realizar una huelga anticapitalista por un día.
Cómo no recordar que en 1986, en el centenario de los sucesos de Chicago, justo un día como hoy, el gobernador priista Saúl González Herrera reprimió, a punta de macanazos y gases lacrimógenos, a los trabajadores en huelga de Aceros de Chihuahua.






La perversión ha que ha llegado esta fecha en México es proverbial. El charrismo sindical, representado durante décadas por Fidel Velázquez, convirtió al Primero de Mayo en un desfile en el que los trabajadores rendían, muchos de ellos obligados, pleitesía al gobernante en turno. Eran los tiempos de un corporativismo que integraba al PRI y ponía cadenas a la fuerza de los trabajadores.
Esos eran los tiempos del PRI. Los actuales con MORENA no distan mucho de aquella historia, con líderes vendidos y venales del corte de Pedro Haces y Napoleón Gómez Urrutia.
Todos los proyectos que se han hecho en México por instaurar un sistema democrático, no han tocado al viejo corporativismo, que sigue siendo un lastre para que los trabajadores de todas las ramas luchen con autonomía por sus reinvindicaciones.
De aquellos años, cuando se estableció el Primero de Mayo como Día Internacional del Trabajo, viene la consigna de que todo lo que no hagan los trabajadores por sí mismos, no lo hará nadie, ni conviene que lo haga.
Una vieja tradición de lucha se puede perder por esta voracidad de gobernantes, empresarios y líderes entreguistas y vendidos, lo que no es obstáculo para recordar el arma del Primero de Mayo y reconocer también que hay muchas resistencias que hoy se van vertebrando por una independencia real, para que los asalariados y los trabajadores en general autogestionen sus propios intereses.

