Aunque no ha sido precisamente para dar a conocer sus dotes en el manejo de los timbales, Christopher James Barousse ha optado por placearse en programas de opinión televisivos de la Ciudad de México, tanto del consorcio Televisa como del Excélsior de Olegario Vázquez Raña.

El joven Barousse es un desencanto generacional: no reconoce sus recientes acciones corruptas y tiene una memoria corta, muy corta. Lo peor de todo es que seguramente piensa que los chihuahuenses ya olvidamos sus desviadas andanzas políticas con su padrino –también de bodas– César Duarte Jáquez.

En una reciente emisión del programa Es la Hora de Opinar, que conduce el periodista Leo Zuckerman, James Barousse fue invitado nuevamente para participar sobre temas de política. Ninguno de los otros invitados (del PAN y de MORENA) han resistido la tentación de sacarle los trapitos al sol al joven maravilla. El último le recordó, muy al estilo anayista, con copias del Reforma en mano, las declaraciones de la Fiscalía y la Secretaría de la Función Pública de Chihuahua en torno a su complicidad en el desvío de 6 millones de pesos del erario público para su partido, el PRI.

El cinismo a esa edad no puede acarrear más que cinismo a la edad adulta, si hacemos acopio del refranero mexicano que dicta en una de sus máximas que lo que hoy se siembra, mañana se cosechará igual. Lo que extraña es que lo sigan invitando a programas que presumen de seriedad porque, más que de opinador, Barousse debiera ser invitado a que explique sus complicidades con el duartismo y a que se ponga a las órdenes de la justicia que en Chihuahua dice tenerlo en la mira.

Barousse, candidato fracasado a varios cargos de elección popular y quien durante la gestión del gris y depuesto presidente del PRI nacional, Enrique Ochoa Reza, fungió como secretario de Vinculación con la Sociedad Civil de ese partido, ha negado sus firmas en documentos vinculatorios en ese desvío millonario en poder de las autoridades locales. Y sin embargo, hace dos meses buscó el amparo.

Si viviera el irlandés Bram Stoker, el creador del mito fantástico de Drácula, reescribiría su novela a cambio de las asombrosas desapariciones y eclosiones del muchacho; aunque, como todo chupasangre, le es negado por fuerzas oscuras el poder verse en el espejo.

En octubre de 2012, en su cuenta de Facebook, Barousse indica a sus seguidores: “Les dejo mi ‘Wiki’…”, pero al buscarlo ahí, la plataforma Wikipedia informa que “se ha marcado el artículo Cristopher James Barousse, pidiendo que sea borrado de inmediato por el siguiente motivo: biografía sin relevancia”.