Cuando El Oso “gana”, todos pierden
A estas alturas del partido, Armando, el llamado “Oso” Valenzuela, bien podría ser calificado de usurpador. La resolución de un tribunal colegiado ratificando a Ignacio Rodríguez como legítimo auditor superior así lo indica en los hechos. Valenzuela “tomó” hace unos días las instalaciones de la Auditoría Superior del Estado e impidió la entrada a Rodríguez cuando este ya había sido nombrado titular por la mayoría del Congreso del Estado.
Las presiones políticas obligaron a Rodríguez, a quien también los medios le asignaron un apodo, “Nachito”, a renunciar, con la consabida justificación “por cuestiones personales”. Hasta donde es posible saber, la dignidad es una cuestión personal, pero hoy el amparo promovido por Valenzuela se le revirtió por segunda ocasión, ratificando en su efecto a Rodríguez de manera tardía.
La estela del desafío del nuevo amanecer dejó otro saldo rojo importante en su haber y en contra de su propio partido: el operador político y líder de la bancada panista en el Poder Legislativo, Miguel La Torre, fue suplido por el diputado Jesús Villarreal, un hombre al que se le hace fácil resolver el “problema” de la ASE, soslayando precisamente esos remanentes para imponer a Valenzuela como “encargado” de la oficina.
Mientras eso ocurre, el Congreso no ha determinado aún siquiera qué hacer para reparar los daños, calamidad que, si bien se ve, en realidad no tiene enmienda más que volver a empezar, con pleno apego a las leyes, sin más. Porque uno de los que pierde, aunque “gane”, es el propio “Oso” Valenzuela.