En la prensa de papel de Chihuahua se acostumbra rellenar las páginas editoriales con artículos de políticos que están en el pandero. Así lo vemos en el ya casi moribundo Heraldo y, con demasía, en los diarios de Osvaldo Rodríguez Borunda.

Es frecuente que esos textos ni siquiera sean escritos por quienes aparecen como autores. Basta que se tenga un cargo de cierta relevancia para que se le dé un espacio a personas que ni siquiera tienen capacidad de escribir una mediocre carta de amor. Hasta aquí nada que no sepamos los lectores y quienes andamos en este medio.

Pero lo que sí es francamente detestable es que politicastros salgan a la palestra periodística para darse baños de pureza, que no pueden creer ni los distantes consumidores de esta prensa.

Es el caso del día de hoy del junior Armando Cabada, que publica en El Diario de Chihuahua y Juárez un artículo denominado “Así las cosas, con los acuerdos de Coahuila”. Cabada, casi eterno devoto del viejo PRI, expresidente municipal de Juárez por voluntad de César Duarte, y ahora diputado federal por obra y gracia de López Obrador, se duele de las transas trabadas en el proceso de Coahuila por Marko Cortés, dirigente nacional del PAN, y el gobernador de esa entidad, Manolo Jiménez.

Eso que cuestiona es la misma historia personal de este dandy fronterizo y trashumante partidista y heredero, cuya historia en el periodismo y en los negocios de Estado no nada más se le pueden atribuir a él, sino a arreglos fraguados al calor de la corrupción política para vender línea editorial y publicidad al gobierno en turno desde hace muchos años.

Ahora ve como pecado mortal lo que sucedió en Coahuila y se muerde la lengua a los ojos de todo mundo, porque para nadie es desconocido que sus empresas televisivas, como el Canal 44, crecen al amparo que, ahora, le da el gobierno de López Obrador.

Todo eso no está en su editorial pero sí en la realidad y en su biografía.

¿Cuál es la explicación de coyuntura de dicho editorial? Ni más ni menos que las ambiciones senatoriales de Cabada, y en el último de los casos, su reelección como diputado federal. Esa es la moneda con la que quiere que le paguen los elogios que lanza a Claudia Sheinbaum. Se necesita ser cínico para afirmar:

“Esta situación nos muestra claramente (habla del escándalo de Coahuila) quiénes son los partidarios y el tipo de personas que promueven a Xóchitl Gálvez y de lo que son capaces de hacer con tal de mantener sus privilegios; incluso Alito y Marko Cortés ya aseguraron su futuro (viviendo de las dádivas políticas) a pesar de la derrota que se les viene encima. Por otro lado, lo bueno es que también se consolida la preferencia popular que tiene la opción morenista, la doctora Claudia Sheinbaum, que a pesar de los ataques sigue muy adelante en la opción electoral para la Presidencia de la república”.

Este es el barbero Cabada.