Columna

Myriam Hernández ni la burla perdona

La presidenta del Tribunal Superior de Justicia, Myriam Hernández, ha apoyado un programa llamado “Restaurando Identidades” mediante el cual se realiza trabajo en los penales de Chihuahua a fin de que los reos que compurgan sus penas participen en pláticas y ejercicios “sanadores” con el propósito de que “superen traumas” e inicien una vida nueva y promisoria. Bien dice el viejo refrán que soñar no cuesta nada, y en este caso, bajo una orientación de derecha religiosa, muy acorde a las convicciones de la gobernadora Maru Campos.

Para esto se presume que la sociedad civil está participando a través de un instituto de carácter internacional que propala la justicia restaurativa. Con ese fin ha estado aquí en Chihuahua desde mediados del año pasado, una representante, la señora María Luján Arias, de nacionalidad argentina. Ella es la buena samaritana.

Es su labor de las muchas que se han emprendido y que no reditúan nada, porque el sistema penitenciario, más que un empedrado camino hacia la rehabilitación es nido de delincuentes organizados y universidad del crimen. Hasta aquí, nada nuevo bajo el sol.

Donde se afirma que ni la burla perdonan es en el hecho de que trabajan en las prisiones de Chihuahua como base para replicarlo en Argentina (pobres argentinos). En pocas palabras, el Poder Judicial de Myriam Hernández está presumiendo política de exportación en materia penitenciaria. ¿Se habrá enterado de los sucesos violentos del primero de enero de este año?