Gabriel Díaz, testaferro de Maru en el PAN
Gabriel Díaz será presidente estatal del PAN por obra y gracia de María Eugenia Campos Galván. Es una vieja práctica autoritaria convertir a los partidos en apéndices del gobierno, al más puro estilo de lo que hizo el PRI durante varias décadas.
Llegará con todo el aliento de una ultraderecha que tiene en la hueca defensa de la familia y el gelatinoso bien común sus dos escudos principales. Es una agenda de refugio cuando ya no hay nada que proponer.
Empero, corre una duda en torno al futuro testaferro: ¿será líder partidario o va a oficiar como pastor de almas? El tiempo deshojará la margarita.
Por lo pronto, y a la más pura usanza pragmática del viejo PAN, se dispone a mover almas, a la vez que se declara escéptico metafísico en torno a la existencia del corralismo.
En su lenguaje esconde pobreza conceptual.
Dice que ese tema no le interesa, que él verá hacia el futuro. Sin embargo los hechos son tercos. Él es producto de una triple y miserable alianza que apesta a pasado: la alianza con el PRI y con el PRD. Que no tan sólo es pretérito, sino el peor pretérito.