Agustín Lara habría dicho “fue un leve palpitar de mariposa” el diálogo de COPARMEX con los pretendientes de la vacía silla de Javier Corral. Ha pasado con más pena que gloria: en primer lugar, porque la sociedad y los ciudadanos están ausentes, en segundo, y más importante, porque los llamados a las entrevistas (típicas de las que se emplean para pedir trabajo) no han dicho nada que caliente o valga la pena. Quepa en su descargo que estos eventos están a muy buena distancia de lo más fuerte de la confrontación que habrá por Chihuahua. 

La última la desahogó Graciela Ortiz, del PRI. Como si no tuviera ni historia personal y menos de partido, nos vino con la novedad de que había que hacer planes de largo plazo. Algo así como pensar y decidir ahora lo que ha de suceder y cómo encararlo allá por 2050. En una época de incertidumbre en la que hasta la vida humana se pone en duda, a doña Graciela le da por planear, planear, planear. No es tema de aviación, desde luego, pero olvidó que la elección más importante es la próxima y que los COPARMEX son los menos seducibles con promesas como las que esbozó en la entrevista a la que sólo invitaron a clase política VIP, desde luego así clasificada por los señorcitos guardianes de lo más rancio del sindicalismo patronal.