Si de veras quiere Donald Trump congraciarse con los mexicanos, al menos parcialmente con la sufridora gente del norte del país, es decir los que están más cerca de su territorio, debería mandarle a los chihuahuenses a César Duarte Jáquez.
Así como lo hace con los migrantes, debería llevar al excacique ballezano a uno de los puentes internacionales y entregarlo a la Fiscalía del Estado en un acto nada protocolario, económico y sin mediar engorrosos trámites de extradición. Ya ve usted que a El Chapo le tomó meses –con escala en Ciudad Juárez– ser llevado del otro lado de la frontera, ahora Trump debería verlo como un gesto de cortesía o, como empresario que es, como un intercambio de exportación. Un detallito, un regalo, una expresión de buena vecindad. A menos de que, utilitarios como son, decida quedárselo y le ayude a construir su muro con el dinero que le robó a la entidad.
Pero Trump no quiere mexicanos delincuentes en su país, como ha dicho reiteradamente, podría usar de ejemplo al exgobernador priísta de Chihuahua. Por eso habría que exigir que actuara en consecuencia: devuelva a César Duarte porque en el estado que desfalcó tiene orden de aprehensión.
Urge otorgar al derecho un valor conexo del principio general del saber y demonos a la potencia hechida de sorpresas. Sólo una tenaz aspiración de lo irrealizable, consolará nustro disgusto de cuanto se ve realizado y cumplido. Hace falta para que haya eco una especie de soplo que aliente el movimiento a tarea de sus determinaciones comunes y no culmine en una fatalidad de su trascurso. El Gobernador Corral y García chávez dejaran hondas huellas. El sacrificio hace que las cosas entonen y Trump para mí desentona. Sin embargo…..
Como dice Jaime Garcia Chavez, Cesar Duarte no gobernó Chihuahua, gobernó al crimen organizado.
No pienso que haya mucha diferencia con el Negro Durazo este elimino gente por muerte violenta el otro por muerte lenta, falta de oportunidades, desnutricion, marginacion, falta de apoyo social.
García Chávez ejemplificó. “Duarte todavía tuvo oportunidad de bursatilizar los excedentes carreteros por alrededor de 6 mil millones de pesos, y Javier Corral firma como testigo, como Gobernador electo, ese instrumento financiero”. Pero creo, asi funciona -–por diseño—el gobierno.
«Roba un poco,» escribio Bob Dylan, «y te mandan a la carcel; roba mucho y te hacen rey.»
El Negro Durazo era designado funcionario público del año un día y hombre del año al siguiente. Fue elevado a doctor honoris causa o emplazado por la Federal de Seguridad a recibir alguna comitiva de policías soviéticos, nombrado alcalde honorario de San Antonio, Texas, condecorado por la ciudad de Los Ángeles, referido por el FBI como muestra del valor policiaco y, para no seguir mucho más con este tema, “el consejo consultivo de la International Narcotic Enforcement Officers Association le otorgó el asiento número 10, entre 75 que componen dicho consejo”, escribió Manuel Buendía.
Amigo personal y cercanísimo a José López Portillo, cuyo presidencia gobierno recién había concluido, “El Negro” Durazo fue durante la de éste, de 1976-1982, el Jefe de la Policía del Distrito Federal