El modus operandi de los mentirosos como César Duarte Jáquez es que al principio empeñan la palabra para negar las acusaciones en su contra y con el paso del tiempo, como hoy toca, se sabe que esa palabra estaba envilecida, corrupta.

Quién no recuerda cuando Duarte gobernaba como cacique y desde esa posición acusaba de locos a quienes desde Unión Ciudadana lo denunciamos en su oportunidad, negando cargos penales que hoy se le multiplican, diciendo que el banco que creó para su beneficio no existía y luego admitiéndolo pero justificándolo como un “rescate” desde el poder en nombre del progreso.

Duarte y esposa. Vistos en aeropuerto de El Paso.
Duarte y esposa. Vistos en aeropuerto de El Paso

Quién no recuerda a Duarte enviando a las huestes de su partido, el PRI, a amedrentar y golpear a los denunciantes. Quién no recuerda la arrogancia del déspota que se ufanaba de firmar sin ver en cadena nacional. Quién no recuerda a Duarte utilizando todos los recursos a su alcance (dinero, infraestructura, medios, funcionarios, instituciones, rectores de universidades, personal de confianza, lambiscones de todo tipo…) para contraatacar la voz de quienes desde varios municipios del estado le gritábamos ¡fuera Duarte!

¿Hasta dónde serán capaces las instituciones de llegar en la captura, enjuiciamiento y persecución de todos los pillos del sexenio pasado? El tiempo lo irá diciendo.

Hoy por hoy, la historia, esta historia, al menos en la elemental percepción de quienes decidieron en julio de 2016 cambiarla por un modelo menos rapaz, César Duarte es declarado prófugo.