No acostumbro dar recomendaciones bibliográficas a político alguno, menos si está ocupando un cargo público que lo exonera de leer. Es sabido del proverbial desprecio que los políticos mexicanos tienen por la lectura, salvo la columna política del día en la que de antemano saben si está en su contra o a favor, valiéndose del termómetro para medir el chayote que se consigna en la nómina.

Pero hoy haré una excepción. Deseo que el señor Juan Carlos Loera de la Rosa –ínclito autor de un libro preelectoral– lea el Manual de Zoología fantástica de Jorge Luis Borges. Le puede servir mucho para confeccionar sus discursos o sus declaraciones, hacia afuera o hacia adentro de su partido, MORENA.

Sé que es difícil que cite al notable argentino y que esto produzca que alguien se sienta con ánimos para reconvenirlo, porque se exhibiría como cerril o inculto, aunque ya saben que el lenguaje corporal también dice mucho, y en ocasiones todo.

Veo en el camino de esta recomendación una gran dificultad para Juan Carlos: los gustos de su amo, López Obrador, por Chico-ché, tabasqueño que, teniendo tan a la mano a Carlos Pellicer, lo deja de lado. Pero esa es otra historia.

De la Zoología borgiana podría tomar el superdelegado alguno de estos seres mitológicos. No pretendo señalarlos a todos, pero sí recuerdo al Asno de tres patas, el Bacilisco, el Cancerbero, la Chancha con cadenas, el Devorador de sombras, el Dragón, la Esfinge, el Grifo, el Hijo de Leviatán, la Quimera y la peluda.

Con este repertorio Juan Carlos evitaría evocar zorras y con esponjadas colas que las acompañan. Sería más poética una narrativa inspirada en ese otro animal mitológico que actuaba en grupo: la arpía, ave con cara de doncella, garras encorvadas, vientre inmundo y pálida de hambre que no puede saciar, atributos consignados por el argentino en su famoso libro.

Juan Carlos, levanta la vista, no seas como el Catoblepas que sólo sabe mirar para abajo. Deja el mundo vulpino, aunque te duela, por la habilidad que aprecias en él, porque zorras y zorros sólo son diestros a la hora de cazar y comer aves de Corral.