Columna

Pedro Haces: el charro de oro de la 4T

Transformaciones van y transformaciones vienen y los trabajadores asalariados, en general el mundo del trabajo, se conserva exactamente igual o peor en su dependencia al poder económico y político, careciendo de la autonomía que requiere para desplegar y gestionar sus propios intereses, de todo tipo.

Es tiempo de preguntarse las coincidencias y diferencias entre líderes sindicales vendidos de ayer con los que hay ahora. Hay diferencias entre un Fidel Velázquez, vitalicio líder de la CTM, y Pedro Haces, el lustroso líder gremial de la Cuatroté, que le ha abierto las puertas del Congreso, tal y como pasó con Velázquez en algún momento con el PRI.

La democracia mexicana, perennemente puesta a prueba, no pasa por los sindicatos. Se les tolera todavía en otros ámbitos, y los empresarios pueden elegir a sus directivos, pero a los trabajadores no se les permite su propia organización, el despliegue de la bilateralidad para decidir los contratos colectivos, y en general la defensa de los intereses laborales y profesionales.

No voy a decir, porque sería falso, que Fidel Velázquez fue mejor que Pedro Haces, pero sí hay matices. Cierto que Fidel dependió de la Presidencia de la república, que puso y quitó gobernadores, senadores y diputados, y engendró adefesios del tipo de Jorge Doroteo Zapata en Chihuahua. Le decían “don Fidel”; inauguró las mañaneras, pero nada más los lunes; gustaba de ir a los toros y fumar habanos. Pero no pasaba de ahí.

En cambio Pedro Haces tiene su plaza de toros en casa y su propia ganadería; es un junior adinerado que nunca ha trabajado en fábrica alguna y que con dinero se compró su propia central obrera. López Obrador, que no entiende nada del mundo del trabajo, lo catapultó como líder del sindicalismo de la Cuatroté. Ahí no fueron, por el bien de todos, primero los pobres; por el contrario, con dinero se apoyó la compra de una central obrera y las transformaciones que requiere un sindicalismo autónomo, simple y sencillamente no estuvieron en el diccionario del tabasqueño. Lo mismo sucede ahora con Claudia Sheinbaum.

Me podrán reconvenir diciendo que hubo aumento de salarios, y no niego el hecho; pero como una concesión que viene de las alturas, no como una conquista de los propios trabajadores, porque la libertad no es para ellos.

Personajes dentro de MORENA y de la Cuatroté, como Bertha Luján o su hija Luisa María Alcalde, ligadas en el pasado a la lucha por la democracia sindical, escudadas en el Frente Auténtico del Trabajo, no han dicho ni pío al respecto.

Fidel Velázquez fumaba puros finos; en cambio, y para que no quede duda, Pedro Haces se acaba de festejar su cumple en el exclusivo Hotel St Regis de la Ciudad de México, en el que una habitación de 50 metros cuadrados con mayordomo, con pisos de mármol y acabados de lujo –más espacio que una casa de Infonavit– cuesta 16 mil 452 pesos la noche.

En ese lugar se dio cita parte de la clase política que hoy conforma la Cuatroté, entre ellos Ricardo Monreal, que no sabe si llegó en helicóptero, como le gusta viajar en la ciudad; Sergio Gutiérrez Luna, Dolores Padierna y hasta Cuauthémoc Blanco. No faltaron algunos priistas, y tampoco el señorito Manuel Velasco, del satélite Partido Verde. Contra la moral franciscana y el código de pobreza decretado recientemente por la presidenta Sheinbaum, hagamos somero repaso de los costos que se consignan en las cartas que los ataviados meseros reparten a los convidados:

El lugar ofrece “mixología de autor”, es decir, “cócteles únicos creados por expertos”, espectáculos en vivo, alta cocina internacional, una “atmósfera íntima”, alimentos y bebidas exclusivos. Y el costo de algunos platillos y bebidas que se ofrecen son: caviar Imperial Ossetra, 9 mil 900 pesos; langosta a la mantequilla, 1 mil 290 pesos; jamón Ibérico de bellota, 1 mil 290 pesos; la botella Dom Pérignon Brut, 12 mil 900 pesos, y Valbuena 5, 15 mil pesos.

Hasta donde se ve, las riendas de doña Claudia no son para los caballos del charro Haces. El senador Gerardo Fernández Noroña no ve ningún problema aquí, y al parecer no se ha dado cuenta de lo que un filósofo, que probablemente haya consultado en su pasado, cuando era pobre, dijo que no se piensa igual en una choza que en un castillo.

Para que usted se dé una idea y pueda comparar cómo vive esa clase política incongruente y demagógica, aquí en Chihuahua también hace aire, pero no tanto: los sucesores de Eloy Vallina están organizando su Vendimia 2025, pero “únicamente” cobran a 8 mil pesos la entrada, y ni la burla perdonan: se trata, dicen, de una “cuota de recuperación”.

Pedro Haces también tiene una tasa de recuperación, pero esa la pagan los propios trabajadores con la venta y tráfico de sus contratos colectivos.

Cosas de la Cuatroté.