Columna

La ministra Loretta Ortiz sólo obedece al acordeón del espíritu santo

La ministra en funciones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y candidata a reelegirse, Loretta Ortiz, ha protagonizado en el cierre de su campaña lo que podemos caracterizar como “humor grotesco”. Seguramente ella estará en la futura Corte por voluntad del oficialismo al que le ha prestado su servidumbre jurídica, detractora de la independencia judicial.

Ese alto sitial que se supone está integrado a una república, por disposición de la Constitución es laica por no profesar credo religioso alguno y respetar como principio básico la libertad religiosa de todos los mexicanos, rica herencia del liberalismo que la Cuarta Transformación se ha encargado de tergiversar.

Veamos. En su cierre de campaña en la populosa Chalco, Estado de México, la ministra Loretta Ortiz, con todo el bagaje que su currículum acredita en su perfil oficial de la SCJN, dijo con todas sus letras:

“Llegando el primero de septiembre, ese día, que si ustedes votan por mí y la mayor parte de la ciudadanía, voy a encomendar todas mis oraciones para que me guíe el espíritu santo y poder realizar esta misión”. Ver video:

El solo hecho de que la ministra prometa esto, es causa para que se le cancele su candidatura, y aun su cargo, porque transgrede una norma constitucional básica que define a la nación mexicana como república.

Pero como es una candidata del oficialismo morenista, muy probablemente se quede en el cargo que ahora indignamente ocupa, y entonces tengamos una ministra que echa por la borda y lanza al basurero conceptos como el Estado laico, como ya se ha dicho; el principio histórico de la separación iglesia-Estado; la supremacía constitucional; la tan traída y llevada pirámide kelseniana, que hace a la Constitución la única base para resolver todos los conflictos que llegan al Poder Judicial, sean amparos, revisiones, controversias constitucionales, acciones de inconstitucionalidad, entre otras figuras.

Pero una duda me queda: ¿será que a López Obrador y a Claudia Sheinbaum ya les cambiaron de nombre y ahora se han transubstanciado en espíritu?

Esto es, como dije, una cápsula de humor grotesco.