Columna

En seguridad, Maru es una gobernante llamada ‘fracaso’

El gobierno de María Eugenia Campos tiene en la inseguridad que reina en el estado su Talón de Aquiles. Terminamos una semana que exhibió la gravedad que se padece en Chihuahua en materia de muertes violentas y agresiones a comunidades serranas.

Los boletines gubernamentales que la prensa vendida difunde, ocultan una realidad que debiera ser cada vez más preocupante. Estamos en el segundo lugar de homicidios a nivel nacional, sólo por debajo de Guanajuato, también gobernado por el PAN.

Se pretende ocultar una realidad a través de mecanismos mediáticos, pero es imposible que se logre esto a plenitud porque los sucesos a los que nos referimos, al final van dejando huella en una región tras otra y el fracaso del actual gobierno ya se respira por todas partes.

En esta columna hemos abordado el tema, señalando las responsabilidades que le atañen al gobierno en su conjunto, al federal lo propio y al local lo suyo. Del municipio ni para qué hablar, en grueso número no cuentan con recursos para prevenir los delitos de alto impacto que se presentan, mucho menos para hacerles frente.

Es impensable reclamarle al municipio lo que no puede dar. Lo que sí es de reprochar es que la menos tres alcaldes dedican gran parte de su tiempo a autopromocionarse como candidatos a la gubernatura, como es el caso de Cruz Pérez Cuéllar, Marco Bonilla y Jesús Valenciano, de Juárez, Chihuahua y Delicias, respectivamente.

Por otra parte, la desnaturalización del municipio en materia de seguridad es galopante; algunos no cuentan con el servicio policiaco porque lo ha centralizado el estado, y en algunos casos –es una realidad tangible– sirve el aparato municipal al crimen organizado con el que se encuentra en connivencia.

Quien tiene recursos es la federación y la propia entidad. Pero ni uno ni otro han demostrado con hechos que están a la altura de las circunstancias. Es frecuente que, so pretexto de las competencias, jueguen al ping-pong y se echen la bolita de las responsabilidades de un lado para otro.

La población poco sabe de estas competencias y lo que exige es que haya resultados palpables, no eventos distractores, como el que vimos el domingo pasado donde las plazas públicas se convirtieron en cuadriláteros de boxeo, dizque para acercarnos a la paz. Así los gobernantes lucen al lado de estrellas del boxeo y piensan que eso redundará en algún beneficio. Aquí en Chihuahua es recurrente la información de que la gobernadora no asiste a los espléndidos desayunos de las mesas de seguridad. Al parecer ni a las que convoca el gobierno federal.

La gobernadora empezó claudicando frente al reto de lograr una seguridad de mediana calidad. Por un lado es incierto el destino de su famosa y opaca Torre Centinela en Ciudad Juárez. Como se sabe, en estos tiempos de avance tecnológico, instalaciones con ese fin pueden estar ubicadas en cualquier parte y ser igualmente eficaces y con menos infraestructura, es decir menos recursos económicos. Pero había que hacerla en Juárez, y con forma de torre para tener que presumir una gran obra, además inconclusa.

Por el otro, aferrase en sostener en el cargo al incompetente Gilberto Loya quien, bajita la voz, es cuestionado al interior de la corporación; y si no afloran los conflictos, es por el miedo a las represalias.

Campos Galván. Mesa de seguridad.

Lo que más llamó la atención son los incendios de casas en el municipio de Carichí, comunidad que ya se ha convertido en noticia por acontecimientos de este corte. Una cantidad sustancial de vehículos y hombres se pueden mover libremente por las carreteras para ir a realizar desmanes y nadie los detecta, ni antes ni después. Y este fenómeno, en escala menor o mayor, sucede en las zonas de extraterritorialidad que operan en la región serrana. Pero también en la zona desértica como Aldama y Coyame.

Vivimos en cercanía con el delito, la extorsión crece, el robo de vehículos y de casas habitación, y un conjunto que hace más grandes las cifras, si no fuera porque los afectados ya desprecian el acudir a las autoridades a presentar sus denuncias porque no ven que algo se pueda lograr para resarcir daños.

La gobernadora está más interesada en firmar hipócritas desplegados de apoyo a Claudia Sheinbaum, de lo que llama “galopada” hacia la elección de 2027 y de sus asuntos personales que de los grandes problemas públicos del estado. Pareciera que, como se dice popularmente, ya le anda que no termina su sexenio, pero a la vez está aferrada a un poder vacío y sin resultados.