Desde Ginebra, Suiza, les enviaron un atento aviso a quienes están al frente de las Juntas de Agua con las que se proveen las poblaciones, en este caso a los señores Roberto Lara y Óscar Ibáñez; el asunto tiene que ver con la emergencia del Coronavirus y se contrae a los siguientes párrafos: 

“La lucha mundial contra la pandemia tiene pocas posibilidades de éxito si la higiene personal, la principal medida para prevenir el contagio, no está al alcance de los 2 mil 200 millones de personas que no tienen acceso a servicios de agua potable”, dijeron los expertos.

“Pedimos a los gobiernos que prohíban de inmediato los cortes de agua a quienes no puedan pagar las facturas de agua. También es esencial que proporcionen agua de manera gratuita mientras dure la crisis a las personas que viven en la pobreza y a las afectadas por las dificultades económicas que se avecinan. Se debe obligar a los proveedores tanto públicos como privados a cumplir estas medidas fundamentales.

“Para las personas más privilegiadas, lavarse las manos con jabón y agua limpia –la principal defensa contra el virus– es un gesto sencillo. Pero para algunos grupos en todo el mundo es un lujo que no pueden permitirse”.

Los expertos y expertas de la ONU acogieron con beneplácito las medidas anunciadas por algunos gobiernos para mitigar el impacto de la pérdida de empleos que probablemente resulte de la pandemia, y pidieron políticas para garantizar el acceso continuo al agua y el saneamiento.

“Las personas que viven en asentamientos informales, las personas sin hogar, las poblaciones rurales, las mujeres, los niños y niñas, las personas mayores, las personas con discapacidad, las personas migrantes, las personas refugiadas y todos los demás grupos vulnerables a los efectos de la pandemia deben tener un acceso continuo a agua suficiente y asequible. Sólo así podrán cumplir las recomendaciones de las instituciones sanitarias de mantener estrictas medidas de higiene”, señalaron los expertos de la ONU.

También expresaron su preocupación porque las personas económicamente vulnerables se conviertan en víctimas de un círculo vicioso. “El acceso limitado al agua las hace más propensas a infectarse. La infección da lugar a enfermedades y medidas de aislamiento, lo que dificulta que las personas sin seguridad social sigan ganándose la vida. Así, su vulnerabilidad aumenta, lo que da lugar a un acceso aún más limitado al agua. Los gobiernos deben aplicar medidas para romper este ciclo.

“Desde nuestros mandatos, seguimos insistiendo en la necesidad de asegurar que ‘nadie se quede atrás’. Los gobiernos deben prestar especial atención a los grupos en situación de marginalidad, a los que rara vez se sitúa en el centro de las políticas públicas relacionadas con el agua y el saneamiento. En relación con el Covid-19, este mensaje es aún más crítico”, expresaron.