Encuestadora la vuelve a hacer: azul, pintado de azul
Se había tardado. La encuestadora panista que le hizo el favor a Ricardo Anaya como puntero de una elección que perdió y luego a Javier Corral para aumentarle en un lapso de dos meses doce puntos de una popularidad que de cualquier modo no supera el cuarenta por ciento, volvió a hacerla.
Esta vez Massive Caller, del exregidor panista neolonés José Carlos Campos Riojas aceitó su maquinaria de predicciones (así se vende) para posicionar, qué coincidencia, a los alcaldes panistas del país en un ejercicio casi cabalístico que nadie en su sano juicio puede creer con cierto.
La metodología de la empresa, si es que la hay, se advierte por el simulacro de sus resultados, pues de los primeros 20 lugares la abrumadora mayoría, como se dijo, pertenece al PAN, pero para mantener una apariencia de equilibrios, coloca a un independiente como el mejor alcalde, y a uno de cada otro de los partidos que todavía sobreviven en la geografía política nacional, es decir, el PRI, PRD, MC, y ya en el colmo de la estrategia, a una alcaldesa de MORENA.
En esa lógica, el encuestador panista invierte sus pronósticos y ubica a los de menor aprobación (del lugar 81 al 100) con una lista en la que figuran, quiénes cree, mayoritariamente alcaldes de MORENA, uno del PRI, otro del MC y uno que otro del PAN, como para que no se sospeche algún sesgo y darse un lustre de aparente imparcialidad. Pero, a final de cuentas, la balanza se pinta a favor del color azul.
El documento que circula en torno a dicho ejercicio, seguramente pagado por supuesto, o quizá en vías de ser cobrado, cómo no, habla al calce de una metodología que no dice nada: no se contemplan los porqué ni tampoco el respaldo de rubros en los que determinado número de ciudadanos entrevistados telefónicamente durante lo que va de agosto estuvieron a favor o en contra. No se sabe, pues, si se aprobó a alcaldes y alcaldesas por sus obras y acciones o por sus caras bonitas y su forma de vestir o hablar.
Pobre ejercicio, al final del día, que no aterriza con una realidad que la ciudadanía de a pie padece de manera cotidiana. Pero como se dice en los corrillos políticos, lo que importa ahora es la percepción. Encuesta volada, encuesta ganada. ¡Pobre democracia!