Qué dicha, qué desgracia, los primeros lugares de nuestros alcaldes
Al paso que vamos la Academia Sueca va a enloquecer. Este año no sabrá a quién otorgar el premio Nobel al mejor alcalde del estado de Chihuahua.
No hay día, hasta hoy, que algún presidente municipal no presuma una presea que lo distingue, ocupe un cargo de relieve “internacional” o tenga el título del mejor, sin que se aclare la calidad de los otorgantes de los trofeos, por una parte, pero sobre todo que nos diga para qué sirven. Estos premios no resuelven ni alumbrados públicos, ni abundancia de baches. Está probado.
Me preocupa el monto, lo que cuesta la obtención de esos pergaminos que no valen ni un centavo y que sólo sirven para engañar a la sociedad en una desenfrenada carrera por puestos de mayor rango.
Por encima de lo anterior, lo único que queda claro en Chihuahua es que hay, como diría Patricio Martínez, sacando la frase de quién sabe dónde, un reo de culpas: Carlos Tena Nevárez, el presidente municipal de Cuauhtémoc, él sí tiene un título procesal penal qué presumir y no lo compró, se lo regalaron.
Mal impuestos dejó César Duarte a sus discípulos: para él todo en Chihuahua era de primer mundo, de primer lugar. Era un primerlugarista. Hasta el CERESO era mejor que el Palacio de Buckingham, lo que me permite alimentar una duda: ¿por qué los rehuye?
Otro que biensetitula es Javier Corral, pero su premio aún no le llega envuelto en celofán.