No dudo que la candidata morenista Andrea Chávez haya leído la Constitución para enterarse de las atribuciones del Senado de la República, componente federalista y de política internacional del Congreso de la Unión. 

Pero si tuviéramos que atenernos a su entrevista periodística del día de hoy en el periódico El Diario de Chihuahua, propiedad del gánster Osvaldo Rodríguez Borunda, tendríamos que concluir que a lo sumo la joven candidata estaría aspirando a un cargo en la administración y esencialmente al de delegada de alguna secretaría de estado aquí en Chihuahua.

Leyendo cuidadosamente la entrevista, queda clara la idea de aspirar a legisladora-gestora, tan propia de los gobiernos clientelares como el que padecemos ahora en México. 

El desempeño como candidata denota desconocimiento del papel que juega la frontera norte en el país, ausente como agenda en la campaña morenista senatorial. 

A ciencia cierta, cuando se revisa a la totalidad de los candidatos a representar a Chihuahua en el senado, se ve que no conocen ni el abecé de la política internacional que de alguna manera pasará por sus manos, el tema migratorio incluido.

Andrea Chávez nos viene ahora con el cuento de que tiene como prioridad ordenar CONAGUA, no nos dice la causas por las que transcurrió todo el sexenio actual sin que se haya realizado absolutamente nada en cuanto a normatividad y sobretodo a hechos tangibles, en medio de una sequía creciente. 

CONAGUA jugó un deplorable papel en la crisis de La Boquilla y del Sistema de Riego 05, que dejó a su compañero de fórmula, Juan Carlos Loera De la Rosa, prácticamente como el personaje más detestable del sur del estado chihuahuense. Y vaya que se lo ganó. 

Hasta este momento, y no obstante los múltiples alaridos que los morenistas dieron con relación al tráfico de las aguas en esta región, no ha habido ninguna noticia que nos hable de alguna investigación o cancelación de un pozo, por pequeño que este sea. Mucho menos que haya habido un viraje para una rotación de cultivos científicamente más adecuada para nuestro estado, y en especial en esa zona. 

¡Ah, pero eso sí! Doña Andrea ya se sueña gobernadora de Chihuahua, piensa que será su paraíso adánico. Y lo que son las cosas, en el caso de que fuese candidata, ya debería decirle a los ciudadanos que su cargo senatorial, asegurado más allá de lo que digan los votantes en las urnas, será una simple estación de paso porque ella quiere migrar de inmediato al que se llama “máximo cargo” político del estado. En el caso de ella, y al paso  que iríamos, también delegada, ya no a un estado de una república, sino a un departamento, como aquellos que ideó Santa Ana durante la primeros años del México independiente. 

No voy a decir que el asunto es bochornoso, senadores y senadoras así engrosan una larga lista, hoy olvidada, Andrea quiere estar en ella.