Columna

Violencia vs discurso político en Chihuahua

Las 42 ejecuciones que reportó la Fiscalía General del Estado en la ciudad de Chihuahua durante el mes de enero, representan 8 más que el mes anterior y prácticamente la misma incidencia que en marzo del año pasado.

A nivel estatal la cosa está peor: 154 casos de homicidios dolosos al cierre de febrero, donde los municipios de Juárez y Chihuahua acaparan el mayor número, seguidos por Cuauhtémoc y Nuevo Casas Grandes.

Qué tanto es tantito, dirán los políticos a sueldo que hoy se aprestan justamente a iniciar sus peroratas de campaña y a vendernos los espejismos de que todo marcha de maravilla en la entidad y en las ciudades principales que gobiernan, por un lado Marco Bonilla en Chihuahua y, por el otro, Cruz Pérez Cuéllar en Ciudad Juárez.

La inseguridad es, en realidad, el verdadero reto en el presente proceso electoral, y por la víspera puede uno adelantar que los aspirantes recurrirán a una fórmula gastada que se usa en campañas de un tiempo para acá: culpar al antecesor y vendernos la idea de un supuesto compromiso lleno de supuesta modernidad y blindando las ciudades para combatir el crimen organizado. Ni el fracasado Escudo Chihuahua ni la Plataforma Centinela han servido para maldita la cosa.

La ciudad tiene experiencia negativa en eso: la entonces alcaldesa panista Maru Campos le echó la culpa a los “forasteros” de venir a la capital a ensuciar el desempeño de las buenas conciencias y alegó que habría que sacarlos como “cucarachas”. Y su hijo político, Marco Bonilla, acaba de declarar, en esa misma línea hace unos días, que los criminales provienen de Ciudad Juárez –gobernado en apariencia por MORENA– lo que obviamente le valió el repudio de los juarenses.

Lo cierto es que no existe un compromiso real, asertivo, con suficientes recursos económicos y humanos, ni tampoco una seria intención de capacitación que no sea el turismo selectivo en ciudades de Estados Unidos, que nos indique que las autoridades van en serio a diminuir la violencia que se extiende por todo el estado y afecta a casi todas las zonas urbanas y rurales de la entidad.

Y para muestra, ahí están las cifras que ellos mismos publican.