Columna

Chihuahua ya tiene a La Bestia

No hace mucho tiempo a Chihuahua llegaban noticias de que en el sur del país había un tren llamado La Bestia en el que se transportaban migrantes de diversos países, en su tránsito hacia el “sueño americano”. Lo veíamos como algo lejano y que difícilmente se podría repetir el fenómeno en territorio local.

Sucede que esa realidad nos ha alcanzado ahora, y en estos días se han observado infinidad de vagones con migrantes cruzando el territorio de Chihuahua con destino a nuestra frontera, con la pretensión de cruzar hacia el otro lado del Río Bravo, según diversos medios.

Es preocupante que este fenómeno, al parecer, haya quedado en manos del secretario de Seguridad Pública estatal, Gilberto Loya, como si se tratara de un asunto de naturaleza policiaca, para lo cual, hay que decirlo, ese funcionario no ha mostrado su capacidad y formación profesional.

Este problema es grave y de naturaleza humanitaria, involucra un riguroso apego a una política derechohumanista, para que no redunde en hechos tan lamentables como los que se registraron en las fosas de Coyame. Implica tener un buen mapeo de los grupos delincuenciales y de “polleros” que trafican con vidas humanas.

El fenómeno de la migración y de los desplazamientos humanos es de naturaleza mundial, y es un indicador, entre otros, del carácter fallido de algunos estados, dentro de los cuales se encuentra nuestro país, al menos en este aspecto.

Es vergonzoso que ya por las vías férreas locales se desplace La Bestia y que el director del Instituto Nacional de Migración, Francisco Garduño, responsable del fatal incendio del módulo de retención de Ciudad Juarez, goce de libertad y siga ocupando el puesto para el que lo designó Andrés Manuel López Obrador.

Del gobierno de Chihuahua, aliado de Greg Abbott, no se espera nada, pues de alguna manera actúa con criterios racistas.