Constancio Miranda festeja su episcopado de 25 años a todo lujo
Constancio Miranda, para algunos entre la feligresía católica conocido como “Ausencio”, cumplió 25 años de Ordenación Episcopal. Hubo fiesta y el regocijo natural por un jubileo de ese corte, que tiene como precedente una lejana ordenación sacerdotal.
En la historia reciente del estado de Chihuahua, se advierte un viraje muy marcado con la iglesia que representó en su tiempo Adalberto Almeida y Merino, cuyas actitudes frente al estado marcaron hitos que no se pueden borrar de un plumazo, como cuando habló de la violencia institucionalizada, luego del triple asalto bancario del 15 de enero de 1972, y la ola de violencia que desató Óscar Flores y costó vidas.
También es de recordarse cuando sugirió, en el fragor de la lucha estudiantil en la UACh durante 1973, que se tomara como punto de partida para un arreglo civilizado el importante documento conocido como “La universidad debe transformarse”, que produjeron los huelguistas; o finalmente su actitud valerosa contra el fraude electoral de 1986, que llevó a Fernando Baeza Meléndez al gobierno, usurpándolo, ya que tomó el poder con la certeza de acciones transgresoras a la soberanía popular.
De entonces data la acción de repudio al fraude, al ordenar el cierre de los templos, que sólo el nuncio papal, Girolamo Prigione, impidió en favor del PRI y con la anuencia papal de Juan Pablo II.
Todo empezó a cambiar cuando apareció en escena José Fernández Arteaga, que dio un giro brutal, que ha desembocado en la cortesanía con los oligarcas y el catoliciso edulcorado que identifican al actual Constancio Miranda.
El estilo es el hombre, dice Buffón, y para comprobarlo, la festividad central del obispo Constancio tuvo lugar en el salón de eventos Lago di Como, el más elegante y lujoso de la ciudad de Chihuahua. Justo donde se ven muy mal las sandalias de aquel pescador de Galilea.