Marco Bonilla: relleno de autoritarismo
Está en la coyuntura del municipio de Chihuahua el tema del relleno sanitario que ya se empieza a denominar como “proyecto Mápula”. El alcalde capitalino, con un ayuntamiento a modo, por la mayoría de su propio partido, y por el errático comportamiento de la oposición morenista, pensaba que sacar adelante la obra era como cortar mantequilla con cuchillo caliente.
En realidad, se trata de un proyecto que fue publicitado por la autoridad, mas no deliberado con información suficiente para lograr el consenso de la sociedad. Como tanta otras cosas, el tema se mantuvo en las alturas, tanto del gobierno municipal como del estatal, en la esfera palaciega, con una prensa comprada y con una difusión falsamente optimista que daba por hecho las bondades de la obra, sin reparar en los detalles.
Se presumió el apoyo de investigadores y universidades, y se aparentó un consenso que nunca existió, y lo demuestra el hecho de que se haya cuestionado entablando juicios de amparo que se ventilan ante los tribunales federales por quejosos que mínimamente tienen derecho a que se revisen los actos y se fallen conforme a derecho. La suspensión cobra vigencia, y basta ver la cara del alcalde para sopesar la gravedad que siente sobre sus hombros, ahora que su obra insignia tambalea, sin poder hacer desde esta columna un pronóstico del desenlace final.
No está de más advertir que hay intereses económicos fuertes involucrados. También el despliegue de una visión política de las cosas, a las puertas de la ansiada reelección por la alcaldía.
Gobernar no es fácil, menos como lo piensa Marco Bonilla, que considera estar en la fortaleza inexpugnable del panismo en el estado. Debe enterarse de que hay oposición y malestar en la comunidad por su desempeño, frívolo las más de las veces.
Siempre se apoya en la mayoría artificial que tiene por el control del Cabildo, y se votan frecuentemente todos los proyectos inmobiliarios de Chihuahua, desentendiéndose de los muchos problemas que se han generado, para tener una ciudad urbanamente amigable para todos. La nomenclatura es una falacia, la señalización de las calles, otra, y muy grave. La falta de alumbrado público es un mal crónico. Existe una ciudad en la cosmética periodística y otra en la realidad.
Las grandes empresas urbanísticas nunca dudan del apoyo del municipio para la autorización de sus fraccionamientos, y Cementos de Chihuahua es la que diseña, ejecuta y gana dinero a manos llenas, al grado de que entre los ejecutivos de esa empresa se considera al alcalde como una especie de subgerente de la misma, obediente, sumiso y muy atento.
Pero volviendo al tema: ante la interposición de los amparos, Marco Bonilla se conduce como un funcionario Cuatroté: está dispuesto a dar batallas, así lo ha dicho verbalmente, cuando lo único que tiene que esperar es acatar lo que digan los jueces. En esto el alcalde panista de Chihuahua ya se mordió la lengua.