Columna

Los Marios del panismo también se adelantan electoralmente

Esta columna trata de un par de funcionarios que llevan el nombre “Mario”. Uno se apellida Mata y el otro Vázquez, y su común denominador lo da su militancia en el Partido Acción Nacional.

Ambos son reprochables por la forma en que se apalancan en los puestos públicos que ocupan, para brincar como chapulines a otros más jugosos que afiancen proyectos de poder a como se vayan presentando las oportunidades electorales. No se trata de ciudadanos distinguibles por sus servicios a la comunidad. Más bien se sirven de la misma.

Por lo que se refiere a Mario Mata, diputado federal con licencia, y director ejecutivo de la Junta Central de Agua y Saneamiento de Chihuahua, ha tomado la agenda del agua de una manera oportunista y prácticamente se envuelve en esa bandera, ostentándose como el único líder preocupado por ese acuciante tema.

En la realidad, su pretensión es convertirse en senador de la república, y nunca ha ocultado su ambición de ser gobernador del estado por el partido albiazul. Ya hizo viajes a Israel, no pierde oportunidad de hablar de las presas de Chihuahua, estar anclado al mundo de los negocios que le da el cargo, y avanzar en su proyecto personal, que no tiene punto de unión con los intereses de la sociedad. Un regreso de Mata a la función legislativa es impensable: ya tuvo la oportunidad de ser diputado federal y la cambió por la dirección de la JCAS en el gobierno maruquista, que a todas vistas consideró mejor plataforma para sus planes políticos.

El otro Mario, como se sabe, es ambiguo del todo. Forma parte del séquito de la gobernadora Maru Campos, desde los tiempos en que hacían mancuerna para apoyar al gobierno de César Duarte; él como líder partidario, y ella como diputada en el Congreso local, desempeñando la Comisión de Vigilancia y Fiscalización del Poder Legislativo, desde donde le pavimentó el camino a Duarte para hacer y deshacer con las finanzas públicas.

Así mismo, Vázquez fue pieza clave en la administración municipal de Chihuahua. No se desprende de la ubre presupuestal. A partir de 2021 se convirtió en diputado local y pastor de la fracción parlamentaria en el Congreso local. Se puso al frente de un proyecto de renovación constitucional, más aparente que real y que no ha contado con la participación real de la sociedad que está desinformada al respecto, abandonando el “trascendente” trabajo, para pasarse al mundo de los negocios como secretario de Obras Públicas, donde está la llave de una parte jugosa del presupuesto estatal. Su carrera legislativa también es impensable, ya tuvo una oportunidad y la abandonó.

Pero no tiene ni meses en ese cargo, cuando ya tapizó con espectaculares las ciudades del estado de Chihuahua, con el propósito obvio de ponerse en la carrera senatorial, y desde esa palestra brincar a una posible candidatura a gobernador.

En eso están pensando estos políticos que se dicen diferentes también, pero que forman parte de la misma roña que corroe al país.

Ambos Marios deben renunciar.