El gobierno de Maru hace aguas
Las declaraciones de Maru Campos de que el estado de Chihuahua tiene el monopolio de la fuerza, sonaría a humorada si la entidad no estuviera inmersa en una espiral de violencia y muerte, como lo demuestran los sucesos de hoy en Guachochi, el crimen del presidente seccional de Bauichivo, Urique, y no se diga los múltiples crímenes del pasado fin de semana.
En teoría, probablemente en los libros que leyó hace años en su querido Washington, el Estado moderno se sustenta en el monopolio legítimo de la fuerza frente a la delincuencia en particular. Pero pretender lucir con esta frase al borde del Primer Informe gubernamental, suena a una broma macabra. La constante ha sido que este gobierno no tiene brújula en materia de seguridad pública, ni personal calificado para encarar la difícil tarea.
La promesa de que una Plataforma Centinela, con la que se esconde el negocio sexenal que se construye en Ciudad Juarez, no remedia nada en sí misma. Es el estar repitiendo que habrá resultados, que no se ven por ningún lado, y además no pueden estar como una promesa que le permita a María Eugenia Campos librar el día a día hasta que se agote el mandato y heredar los problemas, suficientemente acrecentados al término de este gobierno.
Entre las fuerzas de seguridad, la constante es una rivalidad que las mantiene paralizadas y en una competencia que bloquea la unidad de propósitos. Pero también el hecho inocultable de que los efectivos policiacos y municipales en número considerable se dediquen a cuidar exclusivamente los negocios a los hombres de empresa y a los gobernantes que no pueden andar por la calle si no es con una nube de guaruras a cargo del presupuesto.
Este gobierno hace aguas. Es un nave que no ha aprendido a navegar y se hunde.