Dos combates y a mostrar músculo
Dos discrepancias de fondo han aparecido en el escenario político de Chihuahua que involucran, por una parte, a la gobernadora Maru Campos Galván, y de otra a grupos, colectivos y personalidades que no tienen más fuerza que apelar al vigor ciudadano.
La primera tiene que ver con la seguridad pública y los enfoques que se le atribuyen en este gobierno que se sintetiza en la oposición a la construcción de la Torre Centinela en Ciudad Juárez, proyecto que no se sostiene ni justifica y que se ha procesado en la opacidad completa, lo que significa corrupción, y muy especialmente privilegio a una constructora beneficiaria que ha quedado a deber en otras partes, como está documentado.
La segunda se concreta en la oposición a la millonaria asignación del espectáculo La golondrina y su príncipe de Alberto Espino y su socio Federico Elías sostenida por un numeroso grupo de artistas, creadores, promotores culturales, directores, que han detectado el privilegio con el que se maneja gran parte del presupuesto destinado a cultura por el gobierno del estado.
La corrupción se sostiene en la secrecía con que se mantuvo el proyecto para asignarse de manera directa, una vez más con favoritismo hacia la empresa AEFE, por las iniciales de sus dueños.
Ambas discrepancias tienen sustancia, dejan ver en el horizonte una contradicción fuerte, y por consecuencia, los opositores deben mostrar inteligencia y músculo. Estamos con ellos en ambas luchas.