Columna

Adán Augusto y Maru son iguales: mucho jarabe de pico

En estos dos días se han condensado ejemplos de lo que coloquialmente se llama “mal gobierno”, que se supone se viene recriminando en el país desde que Hidalgo dio el Grito de Independencia.

Nos encontramos con un secretario de Gobernación que, lejos de cumplir su función con apego a la ley, se dedica, igual que su jefe, a prender hogueras a cuanto lugar se presenta y a derivar responsabilidades en un juego perverso que tiene que ver con la violencia y las muertes que no cesan por todo el país.

El señor Adán Augusto López Hernández, aparte de vocería del Ejército, se dedica a jugar ping-pong con los gobernadores, a quienes reconviene por sus negligencias en la persecución del delito en espera de que estos le contesten, y así sobrellevar el día a día sin resolver los problemas de fondo.

En nuestro estado, Maru Campos no desaprovechó la oportunidad para contestar que aquí “se gobierna con hechos y no con dichos”, pero ya sabemos que en su caso todos los hechos son meros dichos. Entre tanto, una realidad nubla al estado de Chihuahua, y vayan unos cuantos ejemplos: la matanza de Cerocahui, el Jueves Negro de Ciudad Juarez, y las recientes balaceras en Guachochi, centro neurálgico de la Sierra Tarahumara.

Y sin que nadie lo vea, hoy se dio a conocer la página financiera mensual, correspondiente a septiembre, del gobierno estatal y se reporta que se pagaron a los bancos 432 millones de pesos, prácticamente lo mismo que se destina a Servicios de Salud, y en el contraste deplorable, Casa Chihuahua recibió 527 mil pesos, una bofetada al tema de la cultura. En estos renglones hay mucha palabrería pero nada de acción contra los intocables de la banca.

Creen estos gobernantes que el pueblo vive de verborrea, porque ni hechos ni resultados son tangibles en la realidad.