
Cuando México perdió con Gales
En la Pequeña Filosofía para no filósofos, de Friedhelm Moser, un gran divulgador, a mi modo de ver, hay una cita que dice: “Cuando un chiste es realmente bueno, me da igual a quién ofenda con él”. Esto, como sabemos, se ha relativizado mucho porque hay ciertas esferas de la vida personal, étnico, sexual, que es prudente no tocar, aunque de reír genuinamente se trate. Pero ese es otro tema.
Aquí de lo que se trata es de narrar una supuesta o real anécdota que involucra al presidente Adolfo Ruiz Cortines, a quien le tocó gobernar el desastre que dejó su coterráneo Miguel Alemán Valdés, de 1952 a 1958.
Su esposa, María Izaguirre, tenía fama de dedicarse a explotar esa actividad que se llama “lenocinio” y que en nuestra lengua se expresa de muy diversas maneras, algunas que la hipocresía prácticamente tiene proscritas y que sustituyen con otras como, por ejemplo, “casa de citas”.
Era seguramente un domingo en el que se celebraban encuentros futbolísticos en la Copa Mundial de la época y el presidente veía el partido entre México y Gales, donde nuestra selección resultó derrotada, o eso entendió el mandatario mexicano. Con disgusto presidencial le comunicó a su esposa:
—¡Perdimos con Gales, María!
—¿Cuántos?
Dice el filósofo que un chiste explicado es un chiste estropeado. Y sí.

