Columna

La otra Bertha quiere ser senadora

Soy una mujer prudente, de acuerdos, comprometida con Chihuahua, tanto tanto que quiero ser presidenta del Senado de la República. Podríamos entrecomillar cada una de estas palabras, pero sería inútil.

Así se expresa en un “editorial” –esta palabra sí con comillas– la señora Bertha Alicia Caraveo, mostrando sus proyectos personales de poder sin el más mínimo rubor político.

Ella misma exhibe sus credenciales: nos dice, y no se vaya a carcajear, estimado lector, que la creación de la Guardia Nacional por la que votó, fue para pacificar el país; que el reparto clientelar de dinero ya fue elevado a rango constitucional y otras lindezas. Pero créale, no son iguales a lo del llamado “viejo régimen”.

De no ser –“debe ser una mujer”, dice–, aceptará el resultado de la voluntad mayoritaria. ¿Le quedaría otro recurso?

En realidad a la señora Caraveo no se le ha visto acompañar, con su cargo en ristre, ninguna causa por Chihuahua en los últimos años, por más que se auto alabe. Por lo cual, si esos son únicamente sus arrestos, ya deben ir entendiendo en lo que se ha convertido el Senado de la Cuatroté.