Columna

Corral: huir hacia adelante

Huyendo hacia adelante, Corral pretende escapar para no tener que encarar sus errores como político militante y como gobernante. Me refiero al conflicto en el que está inmerso y que tuvo que ver con su sucesión en el PAN, el procesamiento de María Eugenia Campos y, obviamente, el resultado electoral. 

La oportunidad se la han puesto, con alfombra roja, los propios panistas que quieren expulsarlo. Escogieron una arena en la que la retórica está del lado del político orador, del periodista hiriente, del que, hasta sin querer, se hará de una tribuna que será para la futura gobernadora una cobija piojosa y de lana cruda. 

Tiene todos los hilos posibles para moverle el tinglado al futuro gobierno. Y ahora un ingrediente más: su victimización, que políticos con poca imaginación ni siquiera pensaron. 

El que huye hacia adelante, claro está, no soluciona el problema de fondo, simplemente lo pospone para un desenlace que por hoy se puede considerar de pronóstico más que reservado. 

Como sabemos, lo de Corral es procrastinar, y si tiene tribuna, con más ganas. 

Esta es una versión de lo que se augura. Pero si a Corral lo tienen agarrado, por algún motivo, para bien o para mal por la región anatómica imaginable, también tiene la posibilidad de no huir a ninguna parte, irse a alguna de sus muchas casas y esperar pacientemente que alguna plurinominal le caiga, sino del cielo, al menos sí de los partidos que cultiva como diestro cortesano con cerca de treinta años de experiencia en esas artes de salón.