Con esta entrega va mi solidaridad con mi compañero y amigo, Gero Fong, militante destacado de una estirpe que ha luchado por revolucionar a nuestro país con una visión internacionalista. Su presencia ha sido constante en espinosos asuntos, por ejemplo, como la lucha contra la militarización, la del PRI y la actual de MORENA. 

Hace unos días lo agredió Roberto Sáenz Huerta, con saña de le causó lesiones y además con los golpes profirió agresiones de intolerancia a las ideas de Fong. El propio Gero ha narrado en una denuncia pública que me permito resumir y que circula a través de las redes sociodigitales. Transcribo: 

“Compañerxs hoy en la madrugada hice un comentario: ‘Hacía mucho tiempo que no terminaba golpeado, por mis ideas. ¡Pinche comunista mientras me pateaban!’. Desde entonces he recibido decenas de mensajes animándome a denunciar tanto penal como públicamente. 

La denuncia penal no procede porque a pesar de que si traigo unas lesiones, que aún me duelen y pudieron ser peligrosas, una en el pecho un poco arriba del corazón y otra en la cabeza muy cerca de la nuca, estas no son de las que tardan más de 15 días en sanar y por lo tanto no se consideran graves. Si el concepto de justicia es darle a cada quien lo que le corresponde, a mi no me corresponde estar navegando por oficinas de policía para al final obtener exactamente nada.

En cuanto a la denuncia pública, originalmente había pensado en no hacerla, ya que el agresor se trata de una persona a la cual aunque no conocía mucho, le tenía un cierto aprecio por amigos comunes y ayer me pareció que se encuentra hundido en la miseria humana. Soy consciente de que mucha gente me apoya y no quisiera que alguien pudiera tomar venganza. Sin embargo lo he estado platicando con algunxs compañerxs y me han dado argumentos que me convencen para proceder a la denuncia pública.

El primer argumento es que existe una responsabilidad ética en denunciar a los agresores. Una compañera que conoce al agresor desde hace años lo describe como alcohólico, violento y misógino, en general peligroso. Es necesario pues alertar de la conducta de este sujeto a fin de prevenir nuevos ataques.

El segundo argumento es que no se puede luchar por la justicia social o por la justicia de los demás en general si no se lucha por la justicia que uno merece. Tienen razón, siempre he predicado no dejarse abusar, vencer el miedo, denunciar, en fin defenderse. Si  yo no me defiendo ahora ya no tendría cara para pedirle a alguien que se defienda.

El tercer argumento consiste en que no se trató solamente de un ataque a mi persona, sino de un ataque reaccionario a nuestras ideas, a nuestro grupo. En ese sentido yo tengo que buscar la defensa no solamente para mí, sino también para lxs mixs. Un compañero lo expresó claramente: “no tienes derecho a callar”.

Por todo lo anterior denuncio a Roberto Sáenz Huerta –abogado que trabajó durante muchos años en la defensoría de Derechos Universitarios de la UACJ junto con Victor Orozco– por haberme golpeado de manera cobarde mientras yo me encontraba sentado y con las manos abajo, además de haberme pateado en el suelo. Se trató de un ataque reaccionario donde el agresor mostró todo su odio reprimido a mi persona y a mis ideas. 

Esta es una denuncia pública y también una advertencia, yo no concuerdo con eso de poner la otra mejilla, esta es la primera y última vez que Roberto Sáenz me golpea impunemente, la próxima vez que me violente de cualquier manera va a tener consecuencias graves”.

Esto es un ejemplo, a mi juicio, de lo que no debe suceder, pero además que muestra un estado de ánimo altamente preocupante. 

Por lo pronto, reitero mi solidaridad completa con Gero Fong y me pongo a su servicio por si él desea que se le preste una asistencia jurídica profesional.