Aunque no exista, los gobernantes suelen presumir que están coordinados todos los niveles de autoridad. Dicho en otras palabras, siempre nos venden la idea de que municipio, estado y federación se dirigen como uno solo a todos y cada uno de los muchos problemas que requieren su intervención.

Realmente eso sucede de manera excepcional, y cuando las políticas que unen son favorables al interés público es digno de aplauso.

En Chihuahua tenemos dos narrativas al respecto: tanto la gobernadora Maru Campos como el alcalde Marco Bonilla nos hablan de “coordinación” con el gobierno federal; pero eso no se puede creer si leemos las declaraciones de Juan Carlos Loera de la Rosa, el super delegado del gobierno federal en Chihuahua. Veamos cómo se expresa: “Es un hecho, la alumna aprendió bien, y con estas acciones, de forma llana y simple, permite el fortalecimiento de la pandilla duartista y podría superar al maestro”. Habla de la “alumna” Campos Galván, el “maestro” Duarte y la reciente reforma a la ley que rige orgánicamente al Poder Judicial. Esto, y lo que luego transcribiré, fue publicado en el Diario de Chihuahua el 22 de mayo pasado.

La cita continúa así: “A quienes optaron por apoyar el absolutismo y la restauración del duartismo o algo peor, les digo que sí hay oposición y está firme, que no claudicará ante esta embestida; al contrario, seguirá en pie de lucha, mientras que ellos, con sus posiciones y (sic) prebendas a cuestas tendrán que responderle al pueblo. Ahí se toparán con pared”.

Como puede advertirse, aquí no se puede entender que haya coordinación alguna entre el estado y la federación, a menos que Juan Carlos Loera de la Rosa se esté pasando de lanza, y asumiendo una tarea que no le corresponde y que sería la de líder formal de MORENA.

Si fuese así, que renuncie al cargo y compita por el lugar que hoy ocupa Martín Chaparro.

Por lo pronto, cuando nos hablen de esa estupenda “coordinación”, descrea.