Todos sabemos que la palabra “azar” es algo que tiene que ver con la casualidad y la suerte. Pero en MORENA esta palabra ha cambiado de significado y quiere decir “planificación”.

No de otra manera se puede entender que la tómbola morenista haya arrojado candidaturas a diputados y senadores de la república a los que previamente fueron palomeados en Palacio Nacional por el autócrata Andrés Manuel López Obrador.

El presidente está demostrando que padece una esquizofrenia política. Por una parte está promoviendo la desaparición de la representación proporcional en su proyecto de reforma, representado por los llamados “pluris”; pero por otro lado, es el gran elector de esos pluris, disfrazados de tómbola, lo que es una negación absoluta del sentido democrático que ha de tener la designación de candidatos para la representación política congresional.

En un partido que se precie de serlo, y no es el caso de MORENA, la elección de listas plurinominales tiene el propósito de que se mande al Congreso a los mejores perfiles, a los que tienen conocimientos y habilidades demostradas para ir a ocupar sitios importantes en las comisiones legislativas y en el debate parlamentario de calidad.

Las listas plurinominales, así pensadas de origen, serían el instrumento para que los partidos postularan a sus mejores hombres y mujeres. Pero en MORENA esto no es así. Se busca a los que mejor puedan desempeñar el cargo de lacayos levantadedos, y de paso el pago de facturas.

El bingo, que no es bingo en MORENA, es una forma de dedazos que llevarán al Congreso de la Unión a esquiroles como Javier Corral, Armando Cabada; a productos del nepotismo como los que se conceden a la Casa Real Loera de la Rosa; a neocharros sindicales como Napoleón Gómez Urrutia; a fisgones que dejaron de hacerlo, y a personajes que quedaron en el camino de la sucesión presidencial, como Adán Augusto López Hernández, Gerardo Fernández Noroña, y hasta el mismísimo mago del suspenso, Marcelo Ebrard.

Lo preocupante para los morenistas de a pie es la manera en que se ha ninguneado el protagonismo, para este caso, de la candidata presidencial Claudia Sheinbaum. ¿Será la dialéctica del títere y el titiritero?

Es otro golpe a los que creen que MORENA es un partido, y a algunos izquierdistas e intelectuales que comulgan con ruedas de molino.